Antes de viajar preparamos las valijas y muchas veces ponemos en ellas ropa que no es necesaria, lo que hace que el equipaje quede pesado. Cuando termina una relación no es diferente, solo que en lugar de ropa, lo que la persona carga son sentimientos malos, cosa que puede perjudicar el siguiente relacionamiento amoroso.
Cada jueves, a los encuentros de la Terapia del Amor muchas personas llegan con mucha frustración, inseguridad y sentimientos negativos producto de las desilusiones amorosas, sin embargo, jueves tras jueves van aprendiendo a desprenderse de los malos recuerdos para enfocarse en su interior. Una vez que el corazón fue sanado, la persona está lista para ser amada porque aprendió a amar. La historia de Anahí y Alejandro representa este proceso. Ellos superaron la desconfianza que le producía una nueva relación y hoy disfrutan de un matrimonio maravilloso.
Los problemas de Anahí comenzaron cuando sufrió un abuso a los 10 años, esto la hizo crecer con muy baja autoestima y consecuentemente le generó muchos problemas en su vida amorosa. A los 18 años se enamoró, quedó embarazada de su primer hijo y todo empeoró: “Nos casamos y al principio parecía que todo iba a ser lindo, pero a los meses empezaron los problemas. Hacíamos vida de solteros, salíamos con otras personas, después empezaron las agresiones físicas. Un día me agarró del cuello y casi me mata, entonces me fui de mi casa. Después me involucré con un hombre casado, descubrí que él tenía otra amante y que estaba embarazada, entonces me vine abajo”, reconoce.
Alejandro también vivió momentos terribles en su vida: “En lo sentimental nunca pude concretar nada, nunca tuve una pareja estable, entonces salía los fines de semana para salir de la soledad, porque había tenido varias decepciones. Todo eso me trajo varios complejos, era inseguro y pensaba que el problema era yo”.
Tanto Anahí como Alejandro trabajaron en su interior para deshacerse de lo que les impedía ser felices en el amor y tiempo después se conocieron, era el tiempo y el lugar indicado para comenzar una relación que los realizaría en el área amorosa. “Empecé la Terapia para curar las heridas internas que tenía y cuando llegó la Hoguera Santa en el monte Sinaí sacrifiqué, aunque estaba desempleada, y me fui sanando interiormente, ahí aprendí lo que era un matrimonio”, dice ella. Él ya participaba de las reuniones y también vio la respuesta para su vida en el monte Sinaí. “Sacrifiqué en el Altar y bajé tranquilo, confiando en Dios y a los 6 o 7 meses conocí a Anahí”, afirma.
Anahí es un ejemplo de perseverancia, uno de los tantos casos de superación de la Terapia del Amor. “Mi esposo vino a añadir felicidad, porque yo estaba lista para darle felicidad al otro, el pasado había quedado atrás, este matrimonio es la respuesta del sacrificio”.
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