“… Con sus plumas te cubrirá y con sus alas te dará refugio. Sus fieles promesas son tu armadura y tu protección.” (Salmo 91:4)
Quien habita en el escondite del Altísimo, o sea en Jesús, estará seguro sin temor al mal. Su estabilidad está fundamentada en la Palabra de Dios, saciándolo de hambre y sed de justicia.
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