El bautismo en las aguas es un momento especial en la vida de aquellos que quieren asumir un nuevo comportamiento que condice con las enseñanzas de Dios. Es el primer paso cuando se desea abandonar los malos hábitos en una decisión que requiere el arrepentimiento de todos los errores.
En el Templo de Salomón, más de seis mil personas de diversas edades y clases sociales ya participaron del bautismo desde su inauguración. Thainá Azevedo, de 22 años, (Foto de abajo) es una de las personas que decidieron bautizarse, después de vivir en completo sufrimiento.
En 2012, ella frecuentaba la Universal, pero se alejó a causas de problemas en la vida sentimental. Después de volver, decidió bautizarse en abril de este año, pues tuvo conciencia de que sus malas actitudes le trajeron sufrimiento en el pasado. “Tomé la mejor decisión. Quería cambiar y no equivocarme más en ningún área de mi vida. Cambié totalmente.”
El bautismo en las aguas es tan importante que Jesús fue bautizado en el Río Jordán por Juan el Bautista, para que siguiésemos su ejemplo. En su libro Alianza con Dios, el obispo Macedo narra que “Juan Bautista vino con el propósito divino de preparar el camino para el Señor Jesús. Como el pueblo de Israel venía de todos lados para ser bautizados por él, al Señor Jesús Le pareció bien ser bautizado también por Juan, una vez haciendo así, Él estaría aprobando esa forma de que el pueblo se alíe con Dios.”
Después del bautismo, es fundamental que la persona se mantenga fiel a la actitud que ha demostrado, siendo obediente a Dios. Thainá cuenta que fue exactamente eso lo que ella hizo. “Después de que fui bautizada, mantuve mi vida recta delante de Dios. No soy más insegura, soy feliz y tengo la certeza de que todo en mi vida saldrá bien.”
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