¿Cuántas veces se limitó, se culpó, se despreció y se desvalorizó?
Solo porque es joven e inexperto, se sintió inferior. Y ¿por qué? ¿Estancarse porque el “otro” tiene un diploma?
Eso no quiere decir nada. Quien hace las oportunidades y las aprovecha somos nosotros, pero muchos miran a los demás o lamentan el tiempo que perdieron, en lugar de pensar en positivo.
Por ejemplo: si fue reprobado en un examen escolar, en lugar de lamentarse, mire hacia adelante. Claro que no va a aceptar la situación con tranquilidad o a dejarse estar, pero, paciencia… Ahora ya está, ya pasó.
La próxima vez, haga lo mejor, ponga lo mejor de usted, analice donde falló y corríjase, use la fe inteligente y aliente al razonamiento, en lugar de condenarse.
Estas son las actitudes de quién es de Dios y es un indignado: usa la fe inteligente y hace la diferencia, no se compara con los demás y se olvida de sí mismo, ellos asumen una postura de vencedor.
Un abrazo, Ruth Lima
(*) Ruth Lima es esposa de pastor y hace la obra de Dios en Portugal. Respuesta extraída del blog de Viviane Freitas.