“Me decepcioné porque no hicieron lo que deberían haber hecho conmigo correctamente. ¿Y ahora?”
Respuesta:
¿Quiere saber por qué está decepcionada?
Le voy a decir:
Es porque usted estaba esperando la benevolencia de los demás. Cuando esperamos algo de alguien, sentimos dolor cuando ese alguien no satisface nuestras expectativas.
¿Sabe que es eso?
Es un sentimiento tan pequeño que solo nos obstruye, y que termina siendo un pecado, o sea, ¡un verdadero infierno dentro de nosotros! Cuando esperamos algo de terceros, nos volvemos iguales a los mendigos que suplican por limosna, ¡que en nada contribuye a nuestro desarrollo!
Cada vez que usted se lanza a esta decepción, usted se zambulle en un sentimiento que tiende a quedarse enraizado en su interior y que, ante una situación idéntica a la que ya vivió, insiste en continuar. ¡La prueba es que cuando usted está delante del problema, no logra superarlo y termina quedándose igual a una momia inerte!
Quizás usted diga: “Pero lo que siento es verdadero, yo fui de verdad maltratada.”
¿Vio esa película que se queda en pausa en una escena dramática? Así es la situación en la cual se encuentra su vida. De esa forma nunca va a cambiar.
Los demás siguen adelante ¿y usted?
¿Va a quedarse estancada en el tiempo, alimentando esas ideas mezquinas?
En lugar de “engordar” esos sentimientos, atribuyendo culpas a los otros, ¡usted debe arrancar por la raíz ese tormento que solo la bloquea y le impide ser feliz en la vida!