Que nadie es perfecto todo el mundo lo sabe, pero algunas personas, de tan intransigentes que son en sus relaciones, terminan estropeándolo todo con actitudes que podrían ser evitadas.
No se puede ser el 100% en una ninguna relación, pero sí se puede para ofrecer lo mejor de sí, con el fin de hacer feliz al compañero. Y ser feliz uno también, claro.
Ahora bien, si usted insiste en ser intolerante y vive criticando a su compañero, sepa que es un fuerte candidato a ver naufragar su relación.
Otro gran destructor de parejas es la opinión de los demás: ¿vio cuando su marido le habla y usted ni siquiera le da importancia a lo que piensa, ignorándolo? O sea, ¿prefiere obedecer a terceros que oír su corazonada? Entonces, ahí está un grave error cometido a gran escala que termina minando, poco a poco, su relación.
La falta de reconocimiento de uno hacia el otro es un gran problema encontrado entre las parejas. O sea, la persona hace, hace y no recibe ni siquiera un elogio o un cariño por las cosas buenas que hizo. Eso es inadmisible y causa, sin ninguna duda, un gran desgaste en la relación.
Gritar, en vez de conversar – o incluso sin conversar -, reclamar todo el tiempo, no aceptar cariño (y no dar), criticar al compañero en frente de los demás son detalles tan graves que, cuando se unen, terminan sofocando cualquier relación. La destrucción es segura.
Otro medio fácil de dejar escapar la relación como agua entre los dedos es dejar de hacer cosas divertidas al lado del marido o esposa con la excusa de la falta de tiempo, gran villano en los días de hoy. Eso ha desgastado el afecto que tiene uno por el otro y ha llevado a la ruina la vida de a dos.
Traición
Por su parte, la infidelidad sigue en primer lugar de la decadencia amorosa. No hay nada más terrible y triste que ser traicionado por alguien en quien usted depositó su confianza y con quien construyó sueños y proyectos. Una cosa es cierta: pocas relaciones sobreviven a una traición. Es tan grave que la propia Biblia hace mención al adulterio como algo abominable a los ojos de Dios.
Como puede notar, detalles como estos son fácilmente identificados en el día a día de muchas parejas. Si ellos ya forman parte de su vida, entonces, preste mucha atención: si no son extraídos lo más rápido posible, realmente, su relación está predestinada al fracaso.
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