Dios deja claro en Su Palabra que, si Lo honramos en Primer Lugar, Él va adelante de nosotros y nunca nos quedaremos atrás.
“Y sucederá que si obedecéis Mis Mandamientos que os Ordeno hoy, de amar al Señor vuestro Dios y de servirle con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma…” Deuteronomio 11:13
Dios nos invita a obedecer Sus Mandamientos para que disfrutemos de Su Bendición y Felicidad.
Vea que lo que importante es de hoy en adelante, cuando dice: «Ordeno hoy».
Mejore su situación con Dios hoy, deje de mirar hacia atrás.
Decida amarlo, honrarlo, obedecerlo, porque así, Lo servirá a Él, y entonces Él Se encargará de usted.
“Él dará a vuestra tierra la lluvia a su tiempo, lluvia temprana y lluvia tardía, para que recojas tu grano, tu mosto y tu aceite”. Deuteronomio 11:14
Él promete dar —enviar la lluvia—, pero somos nosotros los que tenemos que limpiar, arar y sembrar la semilla para que, entonces, al llover, la tierra pueda producir el fruto esperado.
Muchos de los que dicen ser de Dios se frustran en su fe, porque esperan que la lluvia haga lo que solo nosotros podemos hacer —repare que la lluvia es lo que solo Dios puede hacer.
“Y Él dará hierba en tus campos para tu ganado, y comerás y te saciarás”. Deuteronomio 11:15
No sé si ya se ha dado cuenta, pero, después de que Dios creó al hombre, nunca más hizo nada sin que antes el hombre concluya su parte. Eso es para que la criatura ejerza su autoridad, capacidad, inteligencia, esfuerzo, y así disfrute de la bendición, creación y trabajo de sus manos.
“Cuidaos, no sea que se engañe vuestro corazón y os desviéis y sirváis a otros dioses, y los adoréis”. Deuteronomio 11:16
Y es tan cierto lo que afirmamos en el comentario del versículo anterior, que Dios concluye estas Orientaciones y Promesas con la advertencia de que tengamos cuidado de que nuestro corazón no nos engañe y nos desviemos y sirvamos a otros «dioses», a nosotros mismos, a personas, a cosas.
Así que, si aún no has tomado la sabia decisión de honrar a Dios en primer lugar en todo, te desafío a ponerte de rodillas y pedirle perdón a Dios por haberte dejado engañar por tu propio corazón…
Verás la diferencia entre antes y después, ¡verás!
Después cuéntame tus experiencias, son importantes para mí.
Obispo Júlio Freitas