“Si opresión de pobres y perversión de derecho y de justicia vieres en la provincia, no te maravilles de ello; porque sobre el alto vigila otro más alto, y uno más alto está sobre ellos.” Eclesiastés 5:8
Muchas veces aquellos que están en el poder actúan como si fueran soberanos, dueños de todo y de todos, señores de la razón y del derecho, piensan que están por encima de la ley y del orden, ya sean autoridades políticas, religiosas, civiles o cualquiera que tenga algún cargo de importancia y relevancia dentro o fuera de la obra de Dios.
Comportándose como absolutos, no conocen o se olvidan de esa palabra que dice claramente que, aunque estén en una posición elevada, tienen un superior que los vigila.
Ese superior es el Espíritu Santo, que todo lo ve, todo lo controla y que, principalmente, sopesa la intención de cada uno…
Muchas personas que conocemos que ocuparon una posición relevante en la obra de Dios, actuaron injustamente, violaron el derecho, usaron y abusaron de la autoridad que tenían, pensaron que eran intocables, y hoy simplemente desaparecieron, están en la calle de la amargura…
Aquel que es más alto que ellos los estaba mirando. Siempre seremos vigilados por el Espíritu Santo, y cuanto más autoridad y responsabilidad tengamos dentro de la obra de Dios, más debemos inclinarnos y saber que estamos siendo vigilados.
No hay opresión, injusticia, maldad, ni nada que escape o pase desapercibida a los ojos de Aquel que nos está vigilando…