Así como identificamos el trabajo del Espíritu Santo con diversos nombres en las personas regeneradas por la fe en Su Santo Hijo Jesús, también Él es representado a través de muchos símbolos.
Y, ¿por qué Dios utiliza símbolos para representarse a Sí mismo? ¿Por qué no utiliza imágenes de escultura que son mucho más lógicas? La verdad es que: “Dios es Espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.”(Juan 4:24)
Si, por casualidad, Dios permitiera que las personas utilizaran imágenes para adorarlo, entonces, no creerían por la fe, sino por sus propios sentidos y, obviamente, el que se inclina ante una imagen, está enfocando su fe en lo que está viendo, en lo que puede tocar con las manos y ver con los ojos. Luego, su fe sería inválida, porque la definición de la fe es la siguiente: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”(Hebreos 11:1)
Si es la certeza de las cosas que se esperan, ¿cómo puede ser que la persona tenga fe en algo que está frente a ella? ¿Cómo tendrá convicción de algo que no ve si frente a ella hay una imagen esculpida?
Además, aunque Dios permitiera que se hicieran imágenes para Su adoración, ¿quién tendría la capacidad de hacer la imagen de Dios? Ahora, todo el mundo sabe perfectamente que las personas que trabajan con cualquier tipo de arte, dependen de inspiraciones, y las mismas, a menudo, son creadas bajo los efectos de varias clases de tóxicos.
Vea, por ejemplo, a Miguel Ángel, él fue un gran bebedor; cuando pintó el techo de la Iglesia Romana, estaba totalmente ebrio; además, ¿cómo Dios permitiría que alguien esculpiera Su imagen utilizando material perecedero?
Es decir, es una verdadera barbaridad creer que Dios pueda ser representado por imágenes realizadas por las manos de pecadores. Él mismo afirmó a través del profeta Isaías:
“¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen Le compondréis? El artífice prepara la imagen de talla, el platero le extiende el oro y le funde cadenas de plata. El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se apolille; se busca un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que no se mueva. ¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? Él está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; Él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar. Él convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana.” (Isaías 40:18-23)
La simbología es utilizada por Dios, porque nadie va a querer, por ejemplo, adorar al agua, al viento, a la lluvia, o al fuego. Además, estos simples elementos ayudan a las personas a liberar la verdadera fe que, por lo general, está oculta dentro de cada una de ellas. El Señor Jesús utilizó Su saliva para hacer barro y colocarlo en los párpados de un ciego, y después lo mandó a que se lavara en el estanque de Siloé para ser sanado. Un simple acto de fe de parte del ciego hizo que obtuviera la visión; también el apóstol Pablo usó sus paños y delantales para curar y liberar a los enfermos. Los objetos más simples fueron utilizados por Dios para liberar la fe de las personas, pero, de ninguna manera servirían o sirven para ser un objeto de adoración, porque esto debe ser exclusivamente en espíritu y en verdad. Entonces, veamos a continuación, algunos símbolos del Espíritu Santo:
1. Ríos de agua viva – Juan 7.38
2. Viento – Juan 20.22
3. Fuego – Éxodo 13.21
4. Aceite – Éxodo 29.7
5. Lenguas – Hechos 2.8
6. Rocío – Salmos 133.3
7. Paloma – Mateo 3.16
8. Sello – 2 Corintios 1.22
9. Lluvia – Oseas 6.3
(*) Texto extraído dellibro “El Espíritu Santo”, del obispo Edir Macedo.
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