Monte Sinaí, un lugar donde las piedras hablan y cada grano de arena conserva lo que sus ojos vieron
Actualmente, algunas de las piedras que un día vieron al pueblo de Israel traicionar a Dios con el becerro de oro, llevan las marcas de ese pecado.
Sin embargo, ninguna pudo opacar la principal marca que se dejó allí, porque, hasta la actualidad, el monte Sinaí lleva en su cima la marca de la Presencia de Dios. Tal vez, una de las evidencias más notorias es que esta cima permanece constantemente quemada: «Todo el monte Sinaí estaba envuelto en humo porque el Señor descendió sobre él en medio del fuego», Éxodo 19:18.
Este hecho también simboliza el descenso del Espíritu Santo en la vida de una persona.
Los que depositaron su confianza en el Todopoderoso
Ninguna actitud pasó desapercibida ante los ojos de Dios; Él no ignoró ninguna oración ni despreció ningún pedido. Una entrega, un clamor y una certeza: Dios lo atendió.
No importa si usted se encuentra como la zarza del desierto, seca, sin belleza, despreciada, recuerde que Dios escogió ese arbusto para descender como fuego y revelarse a Su siervo Moisés.
De la misma manera, el Espíritu Santo desciende como fuego sobre los excluidos y los despreciados.
Obispos y pastores en el monte Sinaí
Recientemente, doce obispos, de los cinco continentes, partieron desde sus respectivos países para clamar en el monte Sinaí por los que, en el Altar, entregaron sus vidas en búsqueda de la Presencia Prometida.
En un solo espíritu, estos hombres de Dios consagraron el aceite en ese lugar, ya que fue allí donde Dios descendió, liberó a Su pueblo e hizo una alianza con él.
Además, fue en ese monte donde el Altísimo ordenó usar el aceite por primera vez.
Reciba el aceite consagrado
Usted que se encuentra endeudado, desempleado, tiene un juicio trabado, vive de favor, el dinero no le alcanza, su empresa quebró, todo se le corta y no logra prosperar, pero desea tener una vida económica exitosa, independientemente de la situación del país, no deje de recibir este aceite.
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