“Obispo, soy diezmista, pero hace un mes que no logro serlo, porque pago todas las cuentas y cuando veo, el dinero se acabó. ¿Soy maldecido por eso?”.
Respuesta:
Cuando nosotros recibimos nuestro salario, los primeros 10% debemos ofrecerlos a Dios. Y esa actitud es una cuestión de fe, de lealtad, de sumisión, de reconocimiento a Dios por lo que Él nos ha dado. Pero no todos creen eso, principalmente aquellos que tienen el corazón puesto en el dinero.
Los primeros frutos son de Dios. Por ejemplo, si usted ganó 10 millones de pesos, gastó el primer millón en usted y sólo después va a la iglesia a devolver el diez por ciento, o quizá entrega los 9 millones restantes, eso no será considerado diezmo. El diezmo son los primeros 10%.
Por eso, si usted quiere prosperar, comience a ser diezmista. Si quiere que Dios le sea fiel, primero debe serle fiel a Él. ¿No actuamos así entre nosotros?
Sepa que Dios no maldice a nadie, nosotros somos maldecidos por nuestras propias actitudes incorrectas que tomamos, creamos en Dios o no.
Duda aclarada por el obispo Edir Macedo durante una reunión en San Pablo.
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