Si él golpeara a su puerta, no le abra. Aunque muchas veces se disfrace y aparezca como un bonito moreno con túnica blanca, la verdad es que por detrás de ese velo nubloso sólo existe sufrimiento. Quien fue capaz de mirarlo a los ojos y sobrevivir jura que no quiere volver a enfrentarlo nuevamente. El miedo de sus víctimas puede palparse.
Cada 40 segundos, alguien muere por su causa. Cada año, 1 millón de personas son engañadas por sus falsas promesas. Más que cualquier serial killer, él es el tercer mayor causante de muertes entre personas de 15 a 44 años. Concentrado en su objetivo, el Suicidio visita 20 millones de personas cada año. Para la felicidad del 95% de sus víctimas, no siempre es fatal.
Estamos acostumbrados a pensar: “Ese mal nunca golpeará mi puerta.” Si no se sentó en su sofá, está por conversar con alguien que usted conoce. El Sr. Suicidio, en Argentina, se incrementó un 39% entre 1997 y 2008. En los adolescentes de entre 15 y 19 años de edad: el aumento fue del 102% en esa franja etaria.
Pero que los números no le engañen. A ese señor le gustan de todas las edades. El Suicidio es un homicida silencioso.
Sus víctimas preferidas son aquellos que viven en agonía, hundidos en el dolor. Su sonrisa promete terminar con todos los sufrimientos. Su aliento tiene perfume de “salvación”. Quien vive en depresión, con enfermedades crónicas o preso a vicios, está más propenso a ser engañado. Pero, con lo vanidoso que es, al Suicidio le gustan los desafíos, por eso también se presenta a quien tiene algún trastorno psicológico, no es una enfermedad, entonces es casi imperceptible.
Él es como una leyenda urbana. Se esconde detrás del miedo que muchos tienen en pronunciar su nombre. Un hecho que divide a los especialistas. Para muchos, la única forma de desterrar definitivamente a ese viajero del mundo peligroso es conversando acerca de él. Intercambiar experiencias, ideas, visiones, comprensiones. Otros piensan que la conversación irresponsable puede atraerlo. Entonces ¿Qué haremos?
Algún tiempo atrás, un Hombre dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas,” Mateo 11:28-29
Yo sigo ese consejo y se los doy a ustedes porque en la casa donde está ese Hombre, el Suicidio nunca tendrá el coraje de entrar.
Ni pintado de oro
Aunque de naturaleza cruel e imagen horrorosa para la mayoría de las personas, el Suicidio se ha convertido en una especie de pop star. Actualmente, centenas de films, canciones, libros y sitios web los reverencian. Puedo afirmar que no lo conocen. Si lo conocieran realmente ya estarían en el álbum de figuritas de los muertos, que ese señor tanto aprecia.
Es necesario prestar atención a lo que sucede a nuestro alrededor y reflexionar. “Tener las muñecas como salida de emergencia”, como dicen los versos de famosas canciones, no es la solución. Hay otros versos que son mucho más válidos para vencer cualquier mal: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida y se traspasen los montes al corazón del mar;” Salmos 46:1-2.