“Cuando te acuestes, no tendrás temor, sino que te acostarás, y tu sueño será grato.”
(Proverbios 3:24)
La paz de una conciencia limpia. La paz de la confianza en el Dios vivo. Un sueño suave y tranquilo en este mundo turbulento no siempre es posible para los hijos del mundo. Y muchos hijos de Dios han cedido al miedo, a la ansiedad, dándole espacio a pensamientos de duda que les quitan el sueño.
Sin embargo, al día siguiente, es todavía peor. Sin dormir bien, no logran concentrarse. Sin concentración, viven irritados o son incomprendidos. Siguen andando en círculos. Círculos que hacen en torno a sus propios problemas. No hay salida, pues mientras más se preocupan, más poder les dan a esos problemas. Y más ellos les sacan el sueño.
Esa situación perdura por el tiempo que la persona quiera. Quien desea disfrutar de sus problemas y sus dolores, podrá hacerlo tanto como lo soporte. Sin embargo, cuando se indigna en contra de esa situación y quiere salir de ese círculo maldito, puede entregar sus dolores y su ansiedad en las manos de Aquel que es capaz de resolverlos. Al Único capaz de resolverlos.
Entonces, recibirá fuerza, tranquilidad y dirección. No andará más en círculos, sino en un Camino recto, del cual no se desviará ni a la izquierda, ni a la derecha. Incluso con los peores problemas y dilemas, usted puede dormir en paz, tener un sueño suave y una vida digna. Puede tener alegría al punto de que nadie logre entender cómo usted logra sonreír incluso cuando sufre una injusticia. Dios es su Abogado y su Juez.
Usted puede dormir bien a partir de hoy.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo