Marina Alejandra Araujo: “Mis problemas empezaron hace unos años atrás. Sufría problemas espirituales y no quería que nadie lo supiera. Me desmayaba, vivía descompuesta, llegué a pesar 34 kilos. Iba a los doctores y me decían que no era nada, pero seguía mal.
Me aislaba, pasaba mucho tiempo fuera de mi casa, tenía una relación y me quedaba con él durante días, para no volver con mi familia.
Un día mi casa se inundó y me paralicé, estaba sentada y no me podía mover. Me llevaron al médico y dijeron que había sufrido un ataque de pánico. En ese momento me dieron una pastilla, pero yo sabía que lo que sentía era otra cosa. Fui a curanderos, a otras iglesias, y no encontré ayuda.
Conocía la Universal, pero había dejado de ir y decidí volver para pedir ayuda. Me hicieron una oración y me sentí mejor. Tardé un año en liberarme, pero gracias a Dios, mi relación con mi familia cambió y estoy sana”.
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