La vida de Mariela Barreiro estuvo marcada por el sufrimiento: “Crecí en un ambiente de discusiones, tenía pesadillas y escuchaba que me llamaban. Empecé a fumar y a tomar, sufrí mucho en la vida sentimental. Empecé a consumir marihuana y al tiempo probé la cocaína.
Un día en el que habían robado en la casa de mi mamá, me drogué y fui a verla. Después me empecé a sentir mal. Llegué a la casa de mi mamá angustiada, me mojaba la nuca, no soportaba estar encerrada, entonces le dije a una de mis hermanas que me llevara al hospital. En la guardia dije que había tomado cocaína, y allí me salvaron la vida. Salí de esa y comencé a sufrir con fobias en el trasporte público”, cuenta.
Ella formó pareja, decidieron tener un hijo, pero se llevaban mal. “Al tiempo me separé y me reencontré con mi primer novio, pero yo era muy celosa y él también por eso discutíamos todo el tiempo.
Me fui de mi casa y él me llamaba por teléfono, me insultaba, me seguía, me volvía loca y yo lo odiaba. Hasta que un día, noté un cambio en él y fui a verlo. Él me dijo que estaba luchando por mí para que volvamos, me invitó y acepté a ir a la Universal.
Participando de las reuniones logré perdonarlo, ya no necesité drogas nunca más. Dios restauró nuestra vida, hoy tenemos una familia bendecida y vivimos en paz. Económicamente avanzamos, yo logré trabajar por mi cuenta y él también trabaja de manera independiente”.
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