Paulina: “La Hoguera Santa funciona, yo lo puedo decir porque lo experimenté. Para los médicos lo mío no tenía cura, yo sufría con un tumor maligno en mi cabeza, del lado izquierdo. Tenía fuertes dolores de cabeza y cuando me hicieron los estudios, detectaron que tenía un tumor alojado en la cabeza. Me desmayaba, se me paralizaban los brazos, las piernas, no podía hablar, no podía pensar, estaba muy mal.
No podían operarme, si lo hacían corría el riesgo de morir en la mesa de operaciones. El tumor crecía, era muy grande, podía quedar cuadripléjica o ciega. No podía moverme, llegué a estar en una silla de ruedas para movilizarme, sufría muchísimo.
También tenía problemas económicos, estaba endeudada y vivía de prestado. Los familiares, por lástima, nos daban dinero para la medicación y para pagar algo de las deudas. Había perdido mi negocio, mi esposo trabajaba haciendo changas, estábamos en la miseria. En mi matrimonio había muchas peleas, nuestra vida era muy mala.
Estaba la Hoguera Santa cuando llegué a la Universal, el pastor habló de sacrificio y yo decidí sacrificar todo lo que tenía, era un monto que me servía para pagar parte de las deudas o hacer algún tratamiento. Vinieron pensamientos y sugerencias de familiares para que no lo haga, pero lo deposité en el Altar y el sufrimiento cesó. Hoy puedo moverme, hablar y pensar, porque Dios me sanó en la Hoguera Santa. Le insistí al médico que me realizara los estudios nuevamente, él quería convencerme de que no era conveniente porque ya sabía lo que tenía. Finalmente, a través de una tomografía se comprobó mi sanidad. Pagué todas las deudas y la familia fue bendecida en todo. Conquistamos dos camionetas, la casa fue reconstruida, todo cambio.”.
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