¿Cuántas personas alrededor del mundo están enfrentando problemas y crisis en este momento? ¿Cuántas de ellas han visto que todo lo que construyeron se desmoronó a su alrededor y por eso han dejado de soñar? ¿Qué está faltando para que sean realizadas y logren restaurar sus vidas?
Así era como vivía Anayara Gomes, de 27 años (En la foto). La joven tenía varios conflictos internos y pensamientos negativos. Desde los 3 a los 10 años de edad fue violada por su padrastro. Esa violencia desencadenó una depresión. Su dolor interior era tan grande que ella comenzó a buscar maneras de superar el trauma y llenar el vacío que sentía.
La madre de Anayara la llevó al médico, quien constató los abusos sufridos. Ella contó que el autor de los abusos había sido su padrastro. La madre quedó muy estremecida. Con miedo, ella comenzó a dormir con un cuchillo debajo de la almohada, buscando una oportunidad para matarlo. Anayara recibió un periódico de la Universal y le interesó la Reunión de Liberación. Ella y su madre comenzaron a participar.
Con las enseñanzas recibidas, ella se dio cuenta que tendría una oportunidad de cambiar y fue poniendo en práctica lo que aprendía.
Sin embargo, a los 15 años, ella sufrió un nuevo intento de abuso sexual de parte de su padrastro y, pocos meses después, su madre descubrió que tenía un cáncer y murió al poco tiempo. “La pérdida de mi madre me dejó demasiado aturdida. Para mí todo comenzó a perder sentido, al punto de no creer más en Dios”, recuerda. Ella se involucró con malas amistades, comenzó a salir a boliches y se involucró con un muchacho que solo la maltrataba.
Todo ese sufrimiento hizo que buscara ayuda en varias religiones, pero nada la libraba de ese tormento físico y emocional. Las cosas solo empeoraban, hasta que descubrió que tenía leucemia.
En medio de tantos problemas, Anayara recordó lo que había aprendido en la Universal y decidió volver.
“Estaba cansada de esa vida. Fui determinada a cambiar y a seguir lo que los hombres de Dios decían. Me deshice de todo lo que tenía del mundo. No fue fácil, pero perseveré y seguí en búsqueda de mi liberación “, recuerda.
Después de un tiempo participando en la Universal, se curó de la leucemia y su vida se fue transformando. Su interior se hizo nuevo, no tenía más angustia ni aflicciones. Su vida económica comenzó a cambiar con la conquista de su propia empresa.
Hoy, ella está casada y tiene una familia constituida y feliz. “Mi mayor conquista es la paz que tengo. Hoy puedo transmitir armonía para mis hijas y para mi marido “, dice Anayara.
Muchas personas hacen y reciben oraciones para tratar enfermedades incurables en las reuniones de cura y liberación de la Universal. Las cadenas se realizan todos los viernes a las 8, 10, 16 y 20h. Vea la dirección de la Universal más cercana a usted ingresando aquí.
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