En las regiones de Aravah y del golfo de Acaba, ambas cercanas a Eilat, se da lugar una tarde muy tranquila, un clima que invita, soleado y sin mucha humedad en el aire, lo que compone un ambiente típico del sur de Israel.
Sin embargo, algo está por suceder y nadie lo espera. Las tierras comenzaron a temblar en la región ubicada sobre la falla geológica Sirio-Africana y proyecta un terremoto. Es posible sentir la intensidad de un terremoto a partir de los 3,6 en la escala Richter.
Ese sería el octavo terremoto que alcanza a Israel en dos semanas. Los otros siete se produjeron en el norte del país, mientras que, dos sucedieron el mismo día. El primero fue por la mañana y el segundo por la tarde con la intensidad de 3,6. La vibración pudo sentirse en toda Galilea, especialmente en las ciudades más habitadas de la región – Safed (Tsefat) y Tiberiades. El epicentro, de esas sacudidas sísmicas estuvo cerca de Cafarnaúm y a 5 kilómetros de la playa de Genesaret.
Las autoridades del gobierno israelita están preocupadas. Llamaron a una reunión de urgencia para discutir sobre los últimos acontecimientos y elaboraron nuevas normas de acción para que la población sepa cómo lidiar con un posible gran terremoto.
Uno de los hechos que fundamentan esa hipótesis en las autoridades es la frecuencia de grandes terremotos que suceden cada, aproximadamente, 100 años. El último ocurrió en 1927, con intensidad de 6,2 en la escala Richter, su epicentro fue en el Mar Muerto, murieron 500 personas, resultaron heridas alrededor de 700.
Jerusalén fundamentada sobre ruinas
La Ciudad Vieja, en Jerusalén, es un área cercada por murallas y fue construida sobre capas de escombros, no sobre la roca original del lugar.
En el caso que hubiera un terremoto de gran magnitud en esa región, los daños podrían afectar el Monte del Templo, situado al lado del Muro de los Lamentos (abajo), según los informes del Servicio Geológico de Israel. El director del instituto, Amos Bein, afirmó que para hacer el mapa topográfico de la ciudad, utilizaron tecnología moderna e informaron a las autoridades sobre las posibles consecuencias.
Un gran sismo en ese lugar también causaría desentendimientos políticos, pues es el centro del conflicto entre israelitas y palestinos. Además, la mezquita de Al-Aqsa – muy importante para los musulmanes – también podría ser afectada, por estar ubicada en la misma zona.
El fin de los tiempos marcado por terremotos
Las orientaciones del Señor Jesús para los discípulos, sobre naciones contra naciones, y los rumores de guerra, alertaban sobre la primera parte del final de los días. No sería allí, aun, el fin, sino el comienzo del fin.
Él también hizo alusión a los terremotos, que precederían los momentos finales a ese período, o sea, señales que mostrarían la cercanía de la consumación de los tiempos.
“Jesús salió del Templo y, cuando ya se iba, se acercaron Sus discípulos para mostrarle los edificios del Templo. Respondiendo Él, les dijo: -¿Veis todo esto? De cierto os digo que no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada. Estando Él sentado en el Monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: – Dinos, ¿cuándo serán estas cosas y qué señal habrá de Tu venida y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, Les dijo: – Mirad que nadie os engañe, porque vendrán muchos en Mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo”, y a muchos engañarán. Oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca, pero aún no es el fin. Se levantará nación contra nación y reino contra reino; y habrá pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares. Pero todo esto es sólo principio de dolores.” Mateo 24:1-8
En ese pasaje bíblico, Jesús, también alerta a los discípulos para cuando esas señales sucedan, enunciando que será “el principio de los dolores”. Esa expresión, en verdad, es una referencia a los dolores de parto que siente la mujer para dar a luz.
Cuando una mujer, durante el embarazo, siente las señales de los dolores, ella sabe que aun no es el momento de que nazca el bebe y espera los nuevos dolores, las contracciones que podrán surgir, pero consciente de que el día del nacimiento de su hijo llegará.
Dios espera de nosotros el mismo tipo de conciencia, para que estemos siempre listos para el día en el que el Señor Jesús vendrá para buscar a Sus escogidos.
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