“En nuestra vida hubo un antes y un después”
Gustavo García y su familia fueron víctimas de un robo violento que destruyó los sueños de todos. “Estábamos trabajando y de la noche a la mañana nos asaltaron, nos sacaron todo, los ahorros, el proyecto familiar que teníamos, hasta las ganas de trabajar. Pero hicimos nuestro sacrificio y Dios respondió, pudimos concretar el negocio que queríamos, compré un vehículo y recientemente cambié el auto por un modelo más nuevo. Además tenemos gente trabajando para nosotros y remodelamos la casa”.
En el Templo de Salomón Gustavo encontró las respuestas que tanto necesitaba para él y para su familia. Él decidió participar enviando su pedido al Templo de Salomón en cuanto tuvo la oportunidad porque sabía que Dios hace cosas extraordinarias.
“Cobré un juicio por un monto impensado”
Liliana Garramuño envió su pedido al Templo de Salomón con mucha fe, pues estaba con una situación judicial bastante complicada y necesitaba una respuesta urgente. Ella tenía un juicio para cobrar pero el tiempo pasaba y no había ningún avance que indicara la resolución del caso.
Ante esta situación, ella colocó su sacrificio en el Altar y determinó que tendría la respuesta a su pedido. Entonces, al poco tiempo, le notifican que la resolución judicial era favorable. Dios había movido su mano en su favor.
“Gracias a Dios cobré un juicio que estaba trabado, el valor fue mayor a lo que yo tenía pensado por lo que me permitió solucionar varios problemas. Hoy tengo una gran puerta abierta delante de mí y voy por mucho más porque sé que Dios responde”.
“Fui sanada de cinco quistes grandes”
Luisa Ortiz comenzó a sentir dolores de cabeza y de espalda, se agitaba y hasta se mareaba. Entonces, decide consultar al médico y a través de los análisis detectan que estaba anémica. Como seguía sintiéndose mal, consulta nuevamente a los médicos y le detectan cinco quistes grandes que se encontraban alrededor de los riñones.
Ella no aceptó tener ese problema de salud y decidió usar su fe recurriendo al Dios Vivo que responde. El resultado del sacrificio fue maravilloso, Luisa alcanzó su sanidad y hoy tiene una vida normal. “Recuerdo que me lancé en el Altar, envié mi pedido al Templo de Salomón y Dios respondió. Me hicieron nuevamente estudios y no hay quistes, desaparecieron. Dios me sanó”, afirma Luisa sonriendo.
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