Esa sensación de que el día podría tener más de 24 horas siempre nos acomete en los momentos menos oportunos, cuando estamos atrasados para un compromiso o cuando llega la noche y aún no terminamos nuestras tareas habituales, porque otras prioridades aparecen en el camino durante el día.
Cómo recuperar tanto tiempo que pasa y que ni nos damos cuenta de que es lo que a todo el mundo le gustaría saber. Pero, mejor que eso es saber cómo invertir con sabiduría en la elección correcta, qué hacer, en qué momento y en primer lugar. Hacer una lista de las prioridades en nuestra vida es el primer paso.
“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? (…) mas buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Mateo 6:31-33
Dios es prioridad. La fe nos lleva cada vez más a conocer las enseñanzas del Señor Jesús y a estudiar Su Palabra. Ese es un camino para obtener el mejor entendimiento de cómo actuar en una determinada situación y organizar el día a día según las tareas más importantes para nuestras vidas.
Un dicho dice que el tiempo es dinero. Sin embargo, el tiempo es sabiduría también. Con el pasar de los años nos volvemos más experimentados y no cometemos los mismos errores. Nuestras actitudes pasan a ser más productivas, pues sabemos identificar exactamente lo que queremos y no perdemos más tiempo.
“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado (…) tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.” Eclesiastés 3:1-2,7-8
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