Las personas tienden a esperar lo peor de las otras. Es así desde los tiempos bíblicos. Nadie imaginaría que Daniel saldría vivo de la cueva de los leones. Imagine la escena: por un decreto del rey y una injusticia cometida, un hombre inocente es lanzado a los leones. Sin embargo, a pesar de que muchos alentaban a que Daniel no sobreviviera, él milagrosamente, no fue dañado. “Mi Dios envió a su ángel y les cerró la boca a los leones. No me han hecho ningún daño…” Daniel 6:22
Si, a usted, ser libre de una jaula de leones le pareció fácil, imagínese un horno de fuego ardiente. Fue lo que sucedió con los amigos de Daniel: Sadrac, Mesac y Abed-nego. Ellos se rehusaron a adorar a otros dioses y fueron víctimas de la furia del rey Nabucodonosor, que, como nunca, quería verlos consumidos por el fuego, al punto que ordenó que encendieran el horno siete veces más que de costumbre. El fuego estaba tan fuerte que mató inmediatamente a los súbditos del rey que se acercaron para lanzar a los tres hombres. Nabucodonosor y todos los testigos estaban seguros de que los tres amigos también morirían.
Sin embargo, para sorpresa de todos, ellos presenciaron lo imposible: “ ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.” Daniel 3:24,25
La Biblia relata que Sadrac, Mesac y Abed-nego ni siquiera tuvieron los cabellos quemados ni salieron con olor a humo en su ropa.
Un acto de determinación
Cuando el pequeño David, pastor de ovejas, decidió enfrentar al gigante más temido de la ciudad, todo el mundo imaginaba lo que sucedería. Él seguramente sería masacrado. Sin embargo, al contrario de todas las expectativas, David derrotó a Goliat con una piedra que sacó de su bolsillo. El gigante ya lo había amenazado, así como a otros hombres que intentaron afrontarlo.
Lo que lo hizo sobresalir delante del desafío es lo que le falta a muchas personas: la determinación. David era minúsculo delante del gigante, pero él ni siquiera percibió ese detalle: “…Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado (…) y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que el Señor no salva con espada y con lanza; porque del Señor es la batalla, y Él os entregará en nuestras manos.” 1 Samuel 17:45;47
Mientras todos esperaban ansiosos el trágico fin de David, él mostró el tamaño de su confianza en Dios. ¿Será que usted también ha confiado a ese punto delante de sus enemigos? ¿O ellos lo han amedrentado?
Ande a contramano de las expectativas de los otros, que quieren aplaudir su fin. Muestre su coraje y determinación y, por encima de todo, su perseverancia delante de los desafíos. Así como esos personajes bíblicos, que hasta hoy son recordados, usted también podrá marcar su generación.
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