“Todos lo hacen”. Esta ha sido una de las fases más comunes en el medio de la sociedad y la primera respuesta para justificar errores y pecados:
– “¿Por qué estás consumiendo drogas, hijo mío?”, pregunta la madre desesperada.
– “Porque todo el mundo lo hace en la escuela, mamá”, responde el hijo.
– “¿Formas parte de ese plan sucio en la empresa? ¿Por qué?”
– “Porque todo el mundo lo hace en el trabajo”, responde el corrupto.
– “¿Por qué me traicionaste?”, pregunta la esposa decepcionada.
– “Porque todo el mundo lo hace y no soy perfecto”, dice el marido infiel.
Esos son algunos ejemplos de lo que muchos han hecho a causa de esa frase maligna.
Los antiguos siempre tenían un proverbio muy sabio que se encaja muy bien con esa situación, que no deja de ser verdad, y siempre sirve de alerta:
“Dime con quién andas y te diré quién eres.”
“Quien se mezcla con los cerdos, aserrín come.”
Lamentablemente, muchas personas se han dejado influenciar por otras y han pagado un alto precio por esto.
La Biblia Almeida Corregida Fiel dice:
“No os engañéis: las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.” 1 Corintios 15:33
Aunque sea una persona muy cercana, muy querida o incluso su superior, ¡no es porque ella hace lo incorrecto que usted debe hacerlo!
No se deje engañar por palabras sutiles de parte de nadie. Así como Adán y Eva fueron corrompidos por las palabras sutiles del diablo (“Dios sabe” – Génesis 3:4-7) y perdieron el paraíso, muchos han destruido sus vidas por hacer lo que “todo el mundo hace”.
Nosotros tenemos que tener mucho cuidado para no ser influenciados por nadie. Nosotros somos únicos, y no es porque “todo el mundo hace” algo que nosotros vamos a hacerlo, incluso porque no nos llamamos “todo el mundo”, ¿no es verdad?
Quien tiene y vive una fe inteligente no vive teledirigido por nadie, tiene la mente de Cristo y es dirigido por el Espíritu de Dios. Sabe discernir lo correcto de lo incorrecto y lo que es realmente bueno para su vida. Él vive a contramano de este mundo.
¡Que el Dios de la Biblia lo bendiga!
Colaboró: Obispo Ubirajara Fonseca