Un misterio sin resolver
MH370, el vuelo de Malaysia Airlines desaparecido el 8 de marzo, sigue sin aparecer. A cinco meses de su último contacto con la torre de control, no hay pistas sobre su paradero, aunque se supone que todos los pasajeros y la tripulación han muerto.
En marzo pasado, las primeras hipótesis de las autoridades malasias apuntaban a un cambio deliberado de ruta para llevar la nave al sur del océano Índico. Los esfuerzos de rastreo se concentraron entonces en el sector meridional del Índico, 2500 kilómetros al sudoeste de la ciudad de Perth, en Australia.
Pocos días después, la búsqueda se dirigió hacia el Norte, mientras que en abril se trasladó aún más al Norte, después de que se detectaron unas señales acústicas que se creía que podían provenir de las cajas negras de la aeronave. A finales de mayo, sin embargo, el gobierno de Australia descartó que el avión se encontrara en esa área.
En esa fecha, el primer ministro chino, Li Keqiang, y su par malasio, Nayib Razak, mantuvieron una reunión en Pekín, durante la cual Li le reclamó a Malasia un plan alternativo de búsqueda del aparato.
A fines de junio pasado, Australia lanzó otro operativo para intentar determinar qué fue lo que pasó con la aeronave, con exploraciones submarinas que se centrarán en el sur de la zona y que comenzarán a partir de agosto próximo.
Derribado en zona de conflicto
El pasado 17 de julio, un avión también perteneciente a Malaysia Airlines que había partido de la capital holandesa con destino a Kuala Lumpur fue derribado por un misil tierra-aire mientras atravesaba la zona de conflicto ucraniana de Donetsk, donde se registran combates entre el ejército ucraniano y los rebeldes prorrusos.
En total, murieron las 298 personas que estaban en el avión y todavía no pudo determinarse qué bando fue el que disparó el misil que derribó al vuelo MH17.
El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, aseguró que el misil tierra-aire que derribó el avión fue disparado por rebeldes prorrusos desde el territorio ucraniano que controla, apoyados por Rusia.
Aterrizaje de emergencia fallido
El tifón Matmo que afectó durante la última semana a Taiwán fue el responsable de la muerte de 48 personas en el aeropuerto de Magong, donde el piloto intentó realizar un aterrizaje de emergencia debido a las malas condiciones climáticas, el pasado miércoles 23 de julio.
El vuelo GE222 había despegado del aeropuerto de Kaohsiung Siaogang (situado al suroeste de Taiwán) con más de una hora de retraso debido a las malas condiciones atmosféricas. Se esperaba que media hora después aterrizase en Penghu, pero nunca llegó a destino.
En el aparato, un bimotor ATR 72 de la compañía taiwanesa TransAsia Airways, viajaban 54 pasajeros, entre ellos, cuatro niños, y 4 miembros de la tripulación. Diez personas lograron sobrevivir, aunque sufrieron heridas.
Accidente en el desierto
El último siniestro que completa la lista ocurrió el jueves 24, cuando un avión alquilado por la empresa Air Algérie a la española SwiftAir se estrelló en la zona desértica al norte de Aguelhoc, en la región de Kidal. Los vecinos de la zona, de difícil acceso por el vasto desierto, escucharon las explosiones por el impacto y avisaron a las autoridades.
Toda la tripulación era de nacionalidad española, mientras que la mayoría de los pasajeros era de origen francés.
Se cree que las causas del siniestro están asociadas a motivos climáticos, la causa más probable del accidente del avión de Air Algérie que cubría la ruta entre Uagadugú y Argel es el mal tiempo reinante en la región del norte de Mali. Según esta hipótesis, “lo más probable es que se trate de un accidente debido a las fuertes tormentas que azotaban esa noche esa región del Sahel, aunque no se descarta ninguna otra razón”.
La ruta que debía seguir el vuelo AH5017 debía sobrevolar Mali, que sufrió un golpe militar en 2012. Además el lugar está considerado una zona caliente en la que hay conflicto con los Tuareg y con Al Qaeda. Sin embargo un oficial francés, citado por AP, ha asegurado que ninguno de estos grupos tiene material para poder derribar un avión como ocurrió en Ucrania.
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