DINERO. Puede ser considerado el número uno, el más común de los problemas conyugales. No piense que las discusiones se dan solamente cuando falta dinero, tener mucho también causa inconvenientes, porque hay casos en los que parece que nunca es suficiente. Por ejemplo, cuando se gasta en cosas superficiales aparecen las peleas.
Es necesario mantener el equilibrio, porque al fin y al cabo uno puede comprar todo lo que el dinero permite, menos salud, amor, paz, armonía y el bienestar de los hijos.
SUEGRA. En algunos casos, la convivencia es armoniosa, pero en otros, ella se puede convertir en un gran problema y hasta causar la separación de la pareja. El secreto es que cada uno se quede en su espacio, en su lugar. ¿El hijo o la hija se casó? Perfecto, ahora cada uno va a ocuparse de su vida. Eso no significa una separación eterna, sino dejar de interferir en sus vidas.
Entienda que a partir del momento en que los hijos se casan y salen de casa, los padres pasan a ser familiares. No pueden llegar a la casa de ellos diciendo qué hacer y qué no. Tiene que haber respeto, tanto de un lado como del otro.
RUTINA. Usted ya no logra arreglarse como antes, la casa está siempre desordenada, la toalla mojada vive arriba de la cama, ¿falta confort, espacio y el descanso que tenía antes? ¿Apenas salen de casa y cuando lo hacen realizan siempre el mismo recorrido?
Es verdad que la vida de a dos puede caer en la rutina, pero si no para un poco y comienza a priorizar el amor, el respeto, el compañerismo, el diálogo, todo eso se termina perdiendo entre los quehaceres y, sin que se dé cuenta, la vida familiar se va barranca abajo. Resuelva todo con tranquilidad, intente poner la casa en orden y retome en placer en los pequeños detalles, sin estrés.
Marcelo y Verónica están juntos desde hace 20 años. Durante una gran parte de ese tiempo, la relación entre ellos no fue para nada buena. “Nos amábamos, pero él era agresivo, golpeador, yo lloraba porque no sabía qué le pasaba. Discutíamos, peleábamos mucho”, recuerda Verónica, a lo que Marcelo añade: “en casa no había felicidad”.
Ya al borde de la separación, conocieron la Terapia del Amor y allí escucharon los consejos y la orientación que se le brinda tanto a casados como a solteros. “Gracias a participar de esas logramos revertir la situación. Nos perdonamos, aprendimos a querernos, a ser un matrimonio de verdad”, afirma él.
Marcela, por su parte, dice: “Después de 20 años juntos, nos casamos hace 8 meses y somos muy felices, Dios cambió nuestras vidas, ahora sabemos lo que es el amor”.
Todos los jueves a las 16 y 20 h te esperamos en la Terapia del amor, Av. Corrientes 4070, Almagro.
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