Todos los 22 de julio se celebra el Día Internacional del Cerebro, un órgano esencial para la vida, pero del que se conoce poco.
El cerebro es el centro de control del cuerpo. Dentro de esta estructura de aspecto corrugado y blando, se encuentran de 80 000 a 100 000 millones de neuronas. Estas células se constituyen en la unidad funcional y anatómica del sistema nervioso, las cuales, gracias a sus axones, forman una compleja red de comunicaciones a través de la cual cada segundo, corren mensajes a gran velocidad. El cerebro permite pensar, sentir, memorizar y moverse.
El cerebro está formado por dos hemisferios (derecho e izquierdo), los cuales a su vez están divididos en lóbulos: frontal, temporal, parietal y occipital. Además cuenta con el cerebelo (que se localiza en la parte posterior y tiene una importante función en el control del equilibrio) y finalmente con el tronco o tallo cerebral, el cual alberga funciones de vital importancia para el mantenimiento de la vida.
De todo el peso de nuestro cuerpo, el cerebro solo representa entre 0,8 y 2% (aproximadamente 1300 a 1600 g.). El consumo de energía del cerbero en relación al resto del cuerpo es del 20%.
Este milagro llamado cerebro, puede ser afectado por una serie de enfermedades, entre ellas se encuentran el traumatismo craneoencefálico, las enfermedades vasculares cerebrales, tumores, demencias (Enfermedad de Alzheimer), infecciones, trastornos del sueño, enfermedades genéticas, etc. Las enfermedades que afectan al cerebro, son la causa más frecuente de discapacidad a nivel mundial y los tumores son el mayor desafío que enfrenta la medicina, debido a la extrema dificultad que conlleva extirparlos.
A través de la fe la masa anormal de tejido desapareció
Gladys Muñoz se encontraba enferma, sufría por tener gastritis e hipertensión, sin embargo, en su vida surgió un problema mayor cuando los médicos le detectaron, mediante los respectivos exámenes, una masa anormal de tejido en su cabeza. Lo que afectaba su salud era un tumor en la cabeza. Ante el panorama aterrador que se presentaba, Gladys podría haber bajado los brazos, pero en lugar de rendirse, tomó una decisión que cambiaría su situación radicalmente: se acercó a la Universal buscando un milagro.
Comenzó a participar de las reuniones, perseveró usando su fe y experimentó el poder de Dios. El resultado de haber creído y confiado en Él fue su sanidad completa. El tumor desapareció, la gastritis y la hipertensión también. Al ver los resultados de su fe, Gladys siguió luchando para ser bendecida completamente. Entonces, al poco tiempo, tanto ella como su familia fueron bendecidos económicamente y hoy disfrutan una vida diferente.
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