Lograr alcanzar las metas propuestas para el 2017 parece ser una tarea que requerirá mucho tiempo y energía. Sin embargo, la clave para concretar los proyectos es la planificación. Para progresar hay que tener disciplina, organización, perseverancia y paciencia, porque es necesario mantenerse firme en el resultado que se espera. Quien está dispuesto a prosperar durante este nuevo año necesita desarrollar cualidades como la organización, la planificación y el autocontrol.
Planee su día, su mes, su año y determínese a que el nuevo año será un año de puertas abiertas. Establezca objetivos a corto, mediano y largo plazo y use la fe inteligente para tomar posesión del cumplimiento de las promesas que Dios nos dio.
Comience a practicar un ejercicio de fe que lo ayudará a visualizar sus conquistas, tenga en mente una imagen clara de lo que va a lograr cuando termine todas las etapas del proyecto que trazó, así al finalizar cada etapa sabrá que está más cerca de la meta y no se tornará pesado el proceso, porque una empresa o una casa no se construyen de la noche a la mañana, las conquistas duraderas llevan tiempo, pero de la mano de Dios esas conquistas son estables y seguras.
Ellos perseveraron y conquistaron
Daniel: “Al llegar a Buenos Aires conseguí un trabajo, pero mi sueldo no me alcanzaba para nada. Cuando me casé, lo único que pude conseguir fue un colchón con un cartón debajo.
Mi esposa comenzó a participar del Congreso para el Progreso y un día decidí acompañarla. Llegué muy angustiado porque no quería irme a mi provincia peor que como había llegado. Entonces sacrificamos en la Hoguera Santa del monte Sinaí, y a partir de ese momento nuestra vida comenzó a cambiar. Tuve un trabajo mejor, con el tiempo abrí mi negocio, compramos un auto 0 km y varias motos, pero me faltaba mi casa. Sacrifiqué nuevamente y pude construir mi casa como la quería”.
Alejandro: “Yo crecí siendo marginado, me involucré en los vicios y en la delincuencia. Un día, mientras me escondía de la Policía, entré en la iglesia y me llamó la atención lo que el pastor estaba hablando. Me fui a casa pensando y hablé con mi esposa porque habíamos buscado la salida en muchos otros lugares. Llegó la Hoguera Santa y sacrifiqué.
A la semana me ofrecieron una casa, la cual era más grande que la que tenía, pero todavía no era lo que yo quería. Nunca más me acomodé, seguí participando de las Hogueras Santas. Al tiempo vendí esa casa y me compré la casa que tanto quería y construí mi negocio. Hoy tengo un auto importado y mi matrimonio está bendecido”.
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