Comencé a sentir estreñimiento, en ese momento fui al médico pero él no identificó nada grave. El problema no pasó y con el tiempo, noté que mi abdomen creció. En un período de 6 meses creció tanto, que llegó a pesar 15 kilos. En ese período fui a varios médicos, hice varios exámenes, pero ellos no pudieron encontrar la causa y qué era aquel tumor.
Era como una masa deforme que presionaba mis órganos que no funcionaban bien debido a la presión. Me faltaba el aire, tenía dolor en la espalda, no podía dormir acostada, porque no encontraba una buena posición. Tenía que dormir sentada, era muy incómodo. No podía realizar mis tareas diarias, los vecinos y amigos me ayudaban a ordenar la casa, a hacer la comida e incluso a bañarme.
Ya conocía el trabajo de la Universal, entonces comencé a participar de la reunión de la cura. El obispo me aconsejó que vaya todos los martes y yo también tomaba el agua del milagro tres veces por día, oraba, determinando mi cura. Hice eso por dos meses, pasé por cirugía para retirar el tumor y no tuve ninguna secuela, eso sorprendió al equipo médico. Hoy estoy bien, me considero un milagro.
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