El Lac Léman es un importante lago que está ubicado entre Suiza y Francia. Quien navega por este lago puede registrar paisajes inolvidables, con bellísimas ciudades y montañas cercando toda la extensión de las aguas.
Pero la más bella de todas las imágenes pudo verse el pasado 17 de agosto, en territorio suizo, cuando 130 personas decidieron bautizarse en las aguas, haciendo de este punto turístico una verdadera “sala de maternidad” espiritual.
“El bautismo es un acto público de aceptación y entrega total de la vida al Señor Jesús. Por medio de este acto, la vieja criatura queda sepultada y la persona debe salir de las aguas bautismales para vivir una vida íntegra delante de Dios”, explicó el obispo Eduardo Bravo, responsable del trabajo de evangelización de la Universal en ese país, momentos antes del comienzo de la ceremonia.
Una oportunidad que la fiel Clemência Amaral Costa, de 57 años (foto), agarró con todas sus fuerzas: “El bautismo para mí es una renovación espiritual, es una oportunidad que Dios nos da para nacer de nuevo y ser nuevas criaturas.”
Proveer ese nuevo nacimiento es la misión de la Universal en todo el mundo, inclusive en Suiza. Presente en suelo suizo hace 20 años y con 16 templos esparcidos en su territorio, quien llega a la iglesia recibe orientación y visión espiritual para cambiar el fardo del pasado condenatorio por una nueva vida, que va más allá de lo que podemos ver.
“Aquí se habla alemán, francés, italiano y romanche (lengua nativa de las montañas), por eso tenemos templos en todas esas zonas. Con el cristianismo como religión predominante y la alta calidad de vida de la población, mostramos a todos que la verdadera felicidad no se basa en los bienes materiales, sino en el cuidado del alma; teniendo como objetivo la vida eterna con Dios”, concluyó el obispo, feliz por los nuevos convertidos, que hoy caminan, con pasos largos, rumbo a la Salvación.