El apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, dijo:
«Por lo cual Dios también Le exaltó hasta lo sumo, y Le confirió el nombre que es sobre todo nombre…», Filipenses 2:9.
Es decir, Jesús fue y es exaltado soberanamente, esto quiere decir que el que se somete a Él y Lo acepta como Señor en su vida será bendecido, salvo, liberado, además, tendrá derechos y privilegios delante del Padre.
Dios dio un Nombre que está sobre todo Nombre, para que toda rodilla se doble ante Él: la rodilla de la enfermedad, del diablo, de los adversarios, de los enemigos, etc. Por lo tanto, cuando pases por alguna situación que te aflija, hacé esta prueba y decí: «Dios mío, si en el Nombre de Jesús tenemos acceso a Tu Presencia y nos escuchás, no por nuestros méritos, sino por los méritos de Aquel a quien exaltaste soberanamente, dame una respuesta con respecto a esta situación». Este es un consejo para que lo pongas en práctica siempre que estés viviendo un apuro, porque, delante del nombre de Jesús, toda rodilla se doblará.
Cada vez que alguien amenace tu vida o cualquiera que sea la situación, invocá el nombre de Jesús. Hacé esto y te sorprenderás. Verás el poder de Su nombre, aunque no lo merezcas.
La fe que honra, exalta y engrandece a Dios es la confianza. Vos unís en la Tierra tu fe con la de Dios, concordás con Él en el nombre de Jesús y lo que Le pedís sucederá. Esto es para que toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor.
¿Te acordás de la oración que el Señor Jesús nos enseñó? «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre». Es decir, que honrado sea Su nombre. Por lo tanto, tené el hábito de honrar el nombre del Señor todo el tiempo que puedas en tu mente y en tu corazón. Te sorprenderás.