Se espera que un padre brinde amor, afecto, cariño y reconocimiento a su hijo, ejerciendo su autoridad e imponiendo límites, al igual que la madre. En una familia, el hombre también es visto como una figura protectora, aunque, en algunos casos, ejerza una crianza diferente, más despojada que la mujer; quien tiene la tarea de demandarle a los hijos sobre cosas de lo cotidiano.
Cuando nace un niño es natural que haya más cercanía con su madre, recuerda la psicóloga Marina Vasconcellos, terapeuta familiar y de pareja de Unifesp. “En ese momento, el padre tiene la función de involucrarse en ese vínculo, como una tercera persona. Él es quien le mostrará al hijo la necesidad de compartir la atención de su madre, preparando al bebé para la sociabilización”, explica.
La terapeuta, que defiende la presencia constante del padre en la vida del niño, respondió algunos temas importantes sobre las dificultades actuales de la relación entre padres e hijos:
¿Qué consecuencias pueden provocar en los hijos la excesiva preocupación de los padres con respecto a la provisión de recursos, dejando de lado la presencia y el diálogo?
El tema de la provisión aun le es muy exigida a cualquier padre hoy en día, ya que el consumo de los niños aumentó mucho, debido al fuerte mensaje de los medios de comunicación. El padre sabe que no puede quedarse sin trabajo. Al mismo tiempo, el hijo crece teniendo a su padre y madre como modelos. Si el hombre está ausente, faltará esa referencia masculina, provocando una laguna y dejando un vacío. Asimismo, muchos padres se pierden buena parte de la infancia de sus hijos, por no participar de sus vidas. Esa es una pérdida mutua- tanto del padre como del niño- que no hay manera de recuperar.
¿Cómo pueden los padres participar de la vida de los hijos, hoy en día, cuando muchos niños y adolescentes quieren ser cada vez más independientes?
Es fundamental conversar mucho con el hijo, en el momento correcto. La manera en la que se acerca a él, también es muy importante. Es necesario ser amigable, sin imposiciones ni exigencias. Con tranquilidad, el padre debe hablar de la necesidad de que haya límites, para el bien del niño. Él necesita ser firme en sus palabras, hablar con convicción. Si deja que su hijo haga lo que quiera pierde su autoridad, la cual debe ser ejercida con afecto.
¿Cómo hace un padre para lograr acercarse a su hijo, si demuestra resistencia al diálogo?
Algunos niños suelen decir: “Mi papá no se preocupa por mí; él solo piensa en su trabajo”. En este tipo de casos, lo que los hijos quieren es atención. Ellos sienten esa falta. Como primer paso puede intentar llegar por medio de algo que le guste a su hijo, demostrando interés por eso. Por ejemplo, si fuera el fútbol, invítelo a ver un partido. Si demuestra un interés genuino, ejerciendo la autoridad sin ser autoritario, con seguridad, el hijo bajará la guardia ante su papá.
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