Recientemente, la prensa mundial dio la noticia del caso de un preso belga condenado a prisión perpetua que logró en la Justicia el derecho a interrumpir su vida, por autodenominarse “incapaz” de alcanzar una vida normal.
Todo comenzó en Bruselas (capital de Bélgica), en los años 1980, cuando Frank Van Den Bleeken, hoy de 50 años, mató a una joven de 19 años después de haber abusado de ella.
Para la Justicia, Van dijo ser “incapaz de controlar sus impulsos sexuales violentos y que jamás lograría la cura”. Durante 3 años luchó por el derecho a morir, período en el que se sometió a algunos tratamientos. Pero Van garantiza que sufre de una “presión psicológica insoportable”, por eso la Justicia acató el pedido, obviamente cuestionado por la sociedad.
Su sufrimiento puede tener un fin
Delante de los hechos, algunas preguntas son inevitables: ¿Acaso realmente Van intentó de todo? O incluso, ¿acaso tiene conocimiento de lo que le espera después de la muerte física? ¿Estaría consciente de que su sufrimiento aquí en la Tierra podría tener un fin si solo buscase a Quien prometió curar nuestras heridas, arrancar nuestros dolores, quitarnos la carga pesada y proporcionarnos vida con abundancia?
Con la elección por la muerte, un “suicidio” cometido por manos ajenas, Van con certeza no sabe lo que le espera después de la vida aquí en la Tierra. Y usted, ¿sabe lo que sucede después de la muerte?
En el caso de que quiera aprender más al respecto de este tema, concurra este miércoles a la Universal más cercana a su casa. Encuentre la dirección accediendo a www.universal.org.ar/direcciones.
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