Los que tienen tiempo de sobra están divulgando una patética moda más en internet, el llamado “desafío de la cinta adhesiva”. Solamente en YouTube ya son más de 235 mil videos del ridículo acto de envolver a una persona con cinta adhesiva reforzada y filmar la escena para ver cómo la misma se libra de las ataduras pegajosas.
Pero, esta vez, el asunto repercutió en los medios de comunicación por una razón más seria. Unos jóvenes, amigos, filmaban al joven norteamericano Skylar Fish, de 14 años, de Renton, en el estado de Washington, mientras lo envolvían con cinta adhesiva. Solo que, a diferencia de lo que se suele ver – las personas atadas sentadas o acostadas sobre algo -, Skylar estaba de pie. Al perder el equilibrio, se golpeó fuertemente la cabeza en el marco de una ventana y cayó, retorciéndose de dolor, derramando sangre sobre su ropa y por el suelo. Los jóvenes llamaron a la ambulancia y el muchacho fue trasladado a un hospital.
Skylar se fracturó la órbita del ojo izquierdo y tenía un aneurisma cerebral, y solo sobrevivió, porque fue intervenido quirúrgicamente de urgencia para frenar la sangre de la cabeza, y también le realizaron 48 puntos en la misma. El joven sufrió daños permanentes en una parte del cerebro y tiene dificultades para realizar tareas comunes, como agarrar algunos objetos y caminar. Los médicos dijeron que, además de esto, no tienen la seguridad de que pueda recuperar la visión del ojo afectado, comprometido por el golpe.
¿Realmente valdrá la pena entrar en la “moda del grupo de amigos” y hacer cosas estúpidas solo por diversión? ¿O lo que está muy de moda solo para exhibirse? Mientras todos sus compañeros que participaron de la broma continúan con sus vidas normalmente, Skylar tendrá que lidiar con las secuelas por el resto de su vida.
Muchos otros adolescentes y jóvenes, con la idea de formar parte de un grupo, caen en prácticas como el sexo casual y banal (muchas veces fotografiado y filmado), prueban drogas, practican bullying, consumen alcohol y otras sustancias que tal vez ni lo hicieron por propia voluntad.
Existen prácticas saludables dentro y fuera de internet. Utilizar el tiempo libre para ayudar a alguien, realizar un curso interesante o incluso para pasatiempos más inteligentes, pueden tener consecuencias mucho más positivas para sí mismo y para los demás – inclusive es mucho mejor que quedar internado en un hospital entre la vida y la muerte o tener que vivir con secuelas para el resto de la vida.
Es hora de que muchos jóvenes comiencen a pensar en las consecuencias de sus actos antes de participar de “desafíos” tontos como este.
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