Muchos piensan en las cosas que quieren conquistar, sea una casa, un negocio rentable, un auto o incluso hacer realidad un proyecto que hace mucho tiempo que les está dando vueltas en la cabeza. A través de la fe verdadera es posible alcanzar las bendiciones de Dios, y de forma ilimitada.
Piense por un momento en lo que más desea conquistar. Véalo como si fuera real, tan real que es posible tocarlo. Entonces, perciba cuán bueno es saber que Dios determinó la realización de su sueño. Con seguridad usted se percata de que algo diferente está sucediendo: es su fe en acción.
La Biblia dice que “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”, (Hebreos 11:1). Por eso, si usted tiene certeza de algo que está esperando y está convencido de que se realizará (aunque en estos momentos solamente sea una idea) sepa que ya está poniendo la fe en práctica. Después, es necesario que la ejercite todos los días.
Para eso, debe ser positivo. Aunque esté pasando por situaciones difíciles, piense en las maravillas que Dios le está preparando.
También debe ser agradecido a Dios por todas las cosas buenas que ha hecho en su vida y también por todas las que hará.
Rechace los “peros”, los “no puedo” y los “es imposible”. No se preocupe por lo que no quiere que suceda. Dios cree que usted es capaz de conquistar lo que Él ya le preparó.
Es muy importante que sus sueños sean compatibles con los principios de Dios. Él nunca realizará algo que va en contra de Sus enseñanzas. Analice y piense sus decisiones. Si la razón muestra que son correctas, use la fe para hacerlas realidad.
Finalmente, no se olvide de usar la imaginación y visualizar lo que quiere como si ya fuera una realidad. Las cosas grandes solo se conquistan estando determinado y enfocado en el objetivo.
Lograron sus metas
Luis: “Participando en la reunión de los lunes conseguí seis nuevos clientes y además conquisté un comercio para que mi señora pueda trabajar. Gracias a Dios se abrieron las puertas, pero no me conformo, voy por mucho más”.
Viviana: “Mi esposo estuvo dos años sin trabajar, tenía un proyecto personal que no podía concretar. Participé de la reunión, usé la fe y él presentó su proyecto. Hoy está trabajando en el puesto que quería y su proyecto fue aprobado”.
Tomás: “Soy abogado y había empezado a notar una merma en la cantidad de clientes y que aumentaron las trabas en los juicios. Perseverando noté una gran mejora laboral y económica, aumentó la cantidad de clientes gracias a Dios”.
Juana: “Ni mi esposo ni yo teníamos trabajo. Pedíamos prestado para darle de comer a nuestros hijos, recuerdo que todas las puertas estaban cerradas. Participando en la reunión de los lunes conquistamos nuestro negocio, nuestro auto y vamos por más”.
Congreso para el progreso, todos los lunes a las 8, 10, 16 y especialmente a las 20 h en Av. Corrientes 4070, Almagro
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