Salir con niños es un desafío en un mundo de tanto color y novedades. Si para un adulto es difícil controlarse, imagínese para los pequeñitos. ¿Qué madre ya no le ha avisado a su hijo antes de salir que no podría comprar determinadas cosas? Y si el aviso no fuera dado antes, es posible ver un show de berrinche.
A veces, el aviso se da después de que el niño mira aquel juguete o aquella golosina, y con esa carita que parte el corazón de los padres en mil pedacitos, dice: “Yo quiero.” Ningún padre o madre dice no con placer, normalmente lo dicen para no satisfacer todos los deseos de los hijos – lo que no es saludable -, pero, a veces, es realmente por no tener recursos para comprar lo que el niño quiere.
El filipino Ryan Arebuado, de 38 años, sabe bien lo que es eso. Hace 2 años, debido a la vida difícil que llevaban, su esposa se separó de él. Incluso con todas las dificultades, por ser un padre amoroso, sus tres hijos decidieron quedarse con él. Todos viven en un barrio pobre de Manila, capital de Filipinas, y, para mantenerse, Arebuado trabaja de barrendero y también vende alimentos.
A pesar de esa historia de vida, hasta hace algunos días él era solo un rostro desconocido en una de las ciudades más pobladas de Asia. Pero eso cambió cuando él decidió atender el deseo de sus hijos de comer en un negocio de fast food. Para eso tuvo que ahorrar y, aun así, solo alcanzó para comprar la comida para los niños, él se quedó mirándolos mientras comían. Un cliente del restaurante fotografió el momento. La imagen causó impacto en las redes sociales. Con la divulgación de la historia de ese padre dedicado, muchos donaron prendas de ropa y alimentos para los niños.
Amor mayor
Esta historia revela algo que el propio Señor Jesús destacó, y que muchos olvidan, con respecto al carácter de Dios:
“¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que Se lo pidan?” (Lucas 11:11-13)
Muchos han vivido problemas, y han tratado de resolverlos solos, pero se olvidan cuánto Dios, como Padre amoroso que Es, tiene el mayor placer de atender las necesidades de las personas.
Si ese padre, incluso sin ninguna condición, prefirió quedarse sin nada para que los deseos de sus hijos fueran atendidos, ¿imaginan entonces el placer que Dios tiene en ver la alegría de una persona al ver que Él respondió su oración?
Todo eso el Señor Jesús lo dijo para resaltar la importancia de la perseverancia en la oración. La perseverancia muestra que usted cree que aquella persona lo atenderá. Cuando pedimos, pero desistimos ante cualquier obstáculo, principalmente de la demora, es como si estuviéramos diciendo “creo que Él no podrá ayudarme”. Pero, por casualidad, ¿existe algo imposible para Dios? (Lucas 1:37).
Por eso, persevere en Dios.
“Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.” (Juan 16:24)
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