No es algo difícil, hoy en día, encontrar personas que afirman no identificarse con su género. Hombres que se identifican como mujeres, mujeres que se identifican como hombres y muchas otras variantes más han surgido a lo largo de estos años.
Hace poco, un caso ha ocupado los noticieros de los Estados Unidos. Jareth Nebula, ciudadana del estado de Washington, nació mujer, pero decía que no se identificaba como tal. Por esa razón, a los 29 años, decidió hacerse una cirugía para cambiar de sexo.
Sin embargo, incluso frente a esa transformación, aún no se sentía cómoda. Por eso, ahora, a los 33 años, se realizó otra intervención quirúrgica. Esta vez, para quitarse los pezones y también las cejas. Ahora el objetivo era parecerse a un alienígena, alejarse de los “géneros humanos”.
Creación de Dios
El ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:27). No obstante, el diablo ha trabajado incansablemente para destruir una de las más perfectas creaciones de Dios. Él, que ya fue un ángel, conoce el privilegio de tener acceso a Él. Por esa razón, intenta distraer a las personas con situaciones que las alejen del Altísimo.
El cuerpo es el templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19). Cualquier cambio que se le haga a esa proporción, no Le agrada. Él tuvo el cuidado de crear a cada ser humano.
David dejó un simple, pero valioso consejo sobre cómo debe comportarse una persona con respecto al cuerpo que el Altísimo creó.
“Te alabaré; porque formidables, maravillosas son Tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.” Salmos 139:14
Cuando una persona tiene la conciencia de Quién es Dios y de cuán maravillosas son Sus Obras, comienza a admirar lo que Él hizo y, como consecuencia, logra amarse y aceptar, sobre todo, la forma en la que vino al mundo.
Autoaceptación
Además, las prácticas como la del caso mencionado anteriormente, no son nada más que una automutilación, es decir, quitar un pedazo de uno mismo para intentar encontrarse o aceptarse de una forma diferente. Es bueno que recordemos que el Señor Jesús ya fue molido y mutilado por la humanidad (Lucas 23), con el fin de que todos tengan vida, y la tengan con abundancia.
Por lo tanto, es fundamental que el ser humano sea persistente y sepa resistir al diablo, cuando sea necesario. Para esto, es necesario someterse a Dios (Santiago 4:7) y aceptar Sus obras. Solo así se podrá establecer una relación de amor propio. De esa manera, el diablo perderá la influencia sobre su vida y sus pensamientos. Piénselo.