Para alcanzar los objetivos tiene que haber una gran satisfacción
La verdadera alegría viene por saber que no es en vano que estamos trabajando, estudiando o esforzándonos para alcanzar nuestros objetivos, ¡pues sabemos cuáles son!
La alegría verdadera está intrínsecamente unida a las realizaciones personales. Para muchos, el trabajo es sinónimo de cansancio y fatiga; mientras tanto, para otros el trabajo es la base de grandes conquistas.
El hecho de no tener objetivos bien claros en la vida provoca que andemos a merced de la corriente con aquella sensación de impotencia, tan común en la sociedad actual.
Cuando el ser humano se siente motivado, cuando trabaja, estudia y se esfuerza para alcanzar las metas, tiene en su interior una gran satisfacción. Él sabe que su esfuerzo no es en vano, sino que va a obtener óptimos resultados.
La vida puede ser comparada a un velero. Si no hay una ruta definida, somos llevados hacia donde el viento nos arrastra. Pero cuando tenemos una ruta bien definida, todo se hace más claro. ¿Ha tenido una ruta definida en su vida?
Mensaje extraído del libro “Directo al blanco”, de Julio César L. Freitas