Dios no es mago, Él no hace milagros con un chasquido de Sus dedos. Dios no es sentimental, no es emotivo, Dios es inteligencia.
Dios dio la fruta, su semilla, la tierra y la capacidad de sembrar. Si no sembramos, ¿cosecharemos? ¡No es justo! Dios es Justicia, y como Justicia, Él no aceptará darle las cosas regaladas, porque trabaja en sociedad con nosotros.
Cuando nosotros sembramos, tenemos el derecho de exigirle a Dios que la tierra nos devuelva multiplicado. Si la tierra está contaminada, si no es fértil, usted dice: “Oh Dios, yo solo tengo esta tierra, no tengo otra”, ahí sí vale la oración, porque usted está haciendo su parte y está pidiéndole a Dios que haga la Suya.
Hace unos 40 y pico de años la Iglesia Universal del Reino de Dios no existía. Yo era empleado estatal, entré con 17 años de edad y presté servicios durante 16 años. Nadie podía echarme, yo tenía estabilidad laboral.
Empecé como cadete, buscando cigarrillos en la calle para el personal, sirviendo café, etc. y me fui cuando era jefe de tesorería, que es un cargo importante.
Tenía 2 hijas en aquel momento, las dos necesitaban tratamiento médico, tenía atención médica gratuita, todos los beneficios, hasta que llegó el momento de poner en práctica mi pasión, porque yo quería predicar el evangelio, no quería quedarme allí. Pero eso tenía un precio, el precio era yo.
Debía darle la espalda a lo que tenía y comenzar a trabajar con lo que Dios me había puesto en las manos. Porque Dios nos da un poquito, solo un poquito, y si usted es fiel en ese poquito, Él le da un poco más. Y si usted mantiene su fidelidad, Él va dando más. Conforme usted va creciendo, usted va madurando y sabe cómo administrar los poquitos hasta llegar a lo mucho.
Entonces llegó un momento en el que conseguimos alquilar una pequeña funeraria para comenzar el trabajo, y también llegó el momento en que debía decidir, o trabajaba para Dios o trabajaba para mí.
Oré diciendo: “Oh Dios, llegó el momento del todo o nada. Porque si Tú existes y estás conmigo, voy a vencer. Si Tú no existes y me estoy engañando, ¡fracasaré! De las dos una, o todo o nada. Tengo 2 hijas, tengo una familia para mantener. Yo no cuento con nadie, no tengo pariente con quien pueda contar, ¡nadie! Somos Tú y yo.”
Si usted usa su inteligencia y aplica su vida sobre Su Palabra, no necesita a nadie, ni a la iglesia, ni al pastor, solo necesita de usted mismo y de Dios. Él quiere que usted sea independiente, que sea libre, pero que dependa del Espíritu Santo.
Cuando haga eso inteligentemente, puede estar seguro que estará poniendo en práctica su fe, porque la fe no tiene nada de sentimiento. La fe es mente, es inteligencia, que es la Palabra de Dios. La fe lo obliga a pensar y si usted no piensa no sucederá nada.
Puede incluso tener fe, pero es fe emotiva que no lo llevará a ningún lado. La religión funciona con la fe emotiva, pero nosotros no, nosotros trabajamos con la fe en Palabra de Dios, que es la Constitución del Reino de Dios.
Si usted anda en la ley tiene derechos, si usted anda fuera de la ley, es castigado. La Palabra de Dios es así, funciona como la Constitución. Si usted sigue esa Palabra tiene el derecho de presentarse delante de Dios y exigirle el cumplimiento de Sus Promesas.
Usted tiene que depender de usted mismo, y sobre todo de Dios. Pero si usted confía en Dios y no confía en sí mismo, olvídese, nada sucederá, porque las cosas de Dios en nuestra vida, solo funcionan en sociedad. Usted hace su parte, Él hace la de Él, siempre fue así. Dudo que encuentre en la Biblia un milagro que haya hecho Dios sin la sociedad con el hombre.
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