¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es que habiten los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras; como el rocío del Hermón, que desciende sobre los montes de Sión, porque allí envía el Señor bendición y vida eterna. (Salmos 133)
Quien no vive unido a los hermanos que tienen el mismo Dios y Padre, vive en lo que es desagradable y en lo que es malo. La bendición no puede venir de esta persona, porque ella misma no es la propia bendición.
Pero cuando hay unión, hay paz, no existe nada que la aterrorice. No es perfecta, pero todo y cualquier sentimiento no es suficiente para que se haga la víctima, por el contrario, combate con el que es racional. Actuar de forma racional y cuando se consigue separar el sentimiento de lo que es inteligente. La persona sabe que nada de lo que siente es favorable para luchar a su favor, sino lo que es justo.
Guarde no lo que siente, sino la palabra de Dios, que trae vida. Cuando usted tiene malas relaciones, queda atormentado porque vive “sintiendo”, alimenta un pedazo del infierno dentro de sí mismo. La acusación, la mala conciencia, el orgullo y el egoísmo comienzan a comandar sus acciones.
Solo una palabra dura puede romper la fuerza del sentimiento. Cuando siente, la persona se apoya en lo que siente. ¡Viva la fe! Porque está escrito: mi justo vive por la fe. ¡Nooo por lo que siente!
¡Únase a la fe y viva buenas relaciones! ¡Cambie su historia!