Y la trompeta sonaba… Todos estaban obligados a curvarse y a adorar la estatua de oro alzada por Nabucodonosor. Pero, Sadrac, Mesac y Abed-nego, no tenían la misma actitud.
Esto llamó la atención de todos, y rápidamente llevaron al conocimiento del rey la actitud de los tres hombres. Claro que el rey se enfureció. “¿Quiénes son esos que osan desobedecerme?” (Daniel 3:8-12).
Inmediatamente envió a que trajeran a los tres ante su presencia y les preguntó si lo que decían era verdad. Ellos reafirmaron que no servirían a otros dioses que no fuera el Dios de Israel (Daniel 3:13-23).
Por ese motivo, los lanzaron en el horno de fuego ardiente, calentado siete veces más de lo acostumbrado. Pero el rey y sus siervos no imaginaron lo que sucedería después.
Al mirar dentro del horno, allí estaban ellos, paseando en medio del fuego, como si nada estuviera ocurriendo. Y, además, lo más estremecedor es que no eran solo tres, sino cuatro. Sí, allí había un ángel, librándolos de todo el mal (Daniel 3:24-25).
Asustado y sorprendido, el rey Nabucodonosor les ordenó que salieran del horno. No tenían olor a humo, tampoco sus vestidos estaban quemados. De esa forma ellos dieron testimonio del poder de Dios y el rey hizo otro decreto para que todo el pueblo sirviera solamente al Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego (Daniel 3:26-30).
¿Quemado o apurado?
¿Cómo ha actuado usted, cuando alguna situación en su vida, lo toma por sorpresa? ¿Se sienta y llora o coloca su fe en práctica?
Es cierto que en los días de hoy, por ejemplo, no se lanzan personas a la hoguera si incurren en una falta, pero existen consecuencias tan graves como esa. Sin embargo, en cualquier situación, lo que realmente cuenta, es si la fe se pone en práctica.
Aquellos tres amigos ni siquiera lo pensaron. Ellos no dejarían de agradar a Dios, preferían dejarse lanzar en el horno de fuego. ¿Tendría usted la misma actitud?
Cuando la situación aprieta, usted, ¿se olvida de Dios o coloca su fe en práctica? Creer en Dios no es esperar sentado a que Él haga todo, porque nada cae del cielo, es necesario tomar actitudes de fe y colocarlas en práctica.
“En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” 1 Pedro 1:6-7