¿Es realmente Dios quien está siempre cerca suyo?
Todos los días usted se levanta de su cama, respira. Ve a los miembros de su familia, consigue tocarlos, abrazarlos. Siente el aroma a café, la frescura del agua en su rostro dormido, la suavidad de la ropa. Es todo palpable, físico. Pero ¿y aquello que usted no ve?
“…Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”
Mateo 28:20
Esa fue una frase de Jesús después de su resurrección, queriendo decir que, aunque su carne muera, Él está siempre presente.
Si usted siente la falta de alguien querido cuando esa persona muere, imagine los apóstoles sabiendo que nunca más verían a aquel hombre que enseñaba, salvaba, perdonaba. Solo les quedaba creer que Jesús continuaría entre ellos.
¿De quién?
Jesús afirmó que Él estará con nosotros hasta el fin del mundo. Pero, ¿ha estado usted junto a Él todos los días? ¿Usted ha parado su vida agitada y ha dedicado al menos un poco de su tiempo para Dios?
Cuando nos olvidamos de Jesús, es como si no recordáramos que tenemos padre. Es como aquel hijo que llega a la casa y no dice “buenas noches”, como el que no tiene tiempo de conversar, de reír, de tener complicidad con el padre.
Si hace tiempo que usted no se detiene con el fin de tener un momento especial y personal con Jesús, entonces, ¿quién anda con usted diariamente?
Cultive su relación con Dios. Dedique un poco de su tiempo para estar en Su presencia, quietecito, reservado, conociéndolo, amándolo.
Una relación necesita que las dos personas estén siempre en contacto, si eso no sucede, la relación se enfría, por la falta de dedicación y de amor. Lo mismo sucede con Jesús. Si no está andando con Él y hablando con Él, ¿con quién será que usted está todos los días?
¿Cuánto tiempo hace que no separa una parte de su día para dedicarse solo al Señor Jesús? Si usted reconoce que realmente ha dejado la comunión con Dios, libérese ahora mismo de los pesos e influencias negativas que lo han acompañado y reubique a Jesús en Su debido lugar.
“Llevad Mi yugo sobre vosotros y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas,
Porque Mi yugo es fácil y ligera Mi carga” Mateo 11:29-30