“¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; no estará delante de los de baja condición.” Proverbios 22:29
Todos tienen talentos, pero no todos los desarrollan. Todos pueden ser expertos, pero la mayoría se conforma con ser mediocre.
Hay por lo menos un talento en usted. Probablemente más. La fotografía. Hablar otros idiomas. La culinaria. La administración. Escribir. Vender. Servir. Hacer que los demás se rían. El estilo. Algún deporte. La jardinería. Algo que le gusta, hacia donde tiene una inclinación, un placer de hacer – o como mínimo una gran curiosidad de aprender.
Para cada uno de los talentos que mencioné aleatoriamente en la lista de arriba podemos nombrar casos de personas que tienen mucho éxito y que hacen mucho dinero con él. Y el dinero no es lo más importante para ellas. La pasión y la alegría de hacer algo que les gusta y con excelencia es su mejor salario.
Ellas no solo tienen talento, sino que hicieron algo al respecto. Comenzaron a practicarlo, a desarrollarlo, a educarlo. Se equivocaron mucho, pero fueron perfeccionándose. Y se volvieron expertos, solícitos en el asunto.
La buena noticia es que el mismo camino está abierto para usted.
Talento usted ya tiene. Lo que necesita ahora es creer en él y en sí mismo para desarrollarlo y convertirse en un experto en el asunto. Sin miedo a equivocarse, pues el experto es aquel que ya se equivocó tanto que terminó aprendiendo todo lo que no funciona. Por eso, hoy acierta más que los demás.
Todos deberían ser expertos en al menos una cosa positiva. Como mínimo, quien aún no lo es, debería estar camino a serlo.
¿Usted en qué es, o será, un experto?
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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