Dicen que el ser humano es un eterno insatisfecho, siempre buscando cambios que lo hagan más feliz. No es raro encontrar a quien quiera darle un nuevo rumbo a su vida comenzando por el cambio de empleo. En ese momento, es casi inevitable no enfrentar el dilema de saber si realmente es el momento adecuado para cambiar de trabajo o no.
Pero, antes de cambiar lo seguro por lo dudoso, es interesante que el profesional evalúe lo que lo llevó a pensar en esa posibilidad, para no correr el riesgo de migrar a un nuevo trabajo pero permanecer de la misma manera o peor de lo que se encontraba en la antigua empresa.
Motivos para cambiar
Los especialistas enumeran algunos motivos que pueden llevar al trabajador a pensar en pedir la renuncia o en querer cambiar de empleo. Entre los más frecuentes están las relaciones conturbadas con sus jefes y compañeros obstinados y carreristas, los hechos inesperados involucrando chismes, difamación y calumnias, el exceso de actividades, la alta complejidad y el aprendizaje frenético, el bajo desempeño, el estancamiento en la carrera, la falta de desafíos y la búsqueda de una remuneración mejor.
Para Sandra Oliveira, de 48 años, coach de Scala, en São Paulo, independientemente de lo que pueda motivar al profesional a querer cambiar de empleo, existen tres factores que deber ser tenidos en consideración antes de cambiar de trabajo “Primero, el trabajador necesita tener en cuenta si siente orgullo de la organización en la cual trabaja; segundo, si cree en el liderazgo senior; y tercero, si el gerente inmediato lo trata con respeto.”
Sandra cree que esa evaluación debe ser hecha delante de cualquier situación de cambio para que el profesional concluya qué es mejor para él. “El salario también puede pesar mucho en el momento de la elección, pero si el trabajador no tuviera la seguridad de que tendrá calidad de vida y si el ambiente de trabajo no fuese bueno en la nueva empresa, no debe cambiar.”
Para ella, el trabajador es más feliz cuando tiene un propósito: “Es el motivo que lo impulsa en su actividad. Eso hace que se desempeñe con competencia. Y, si tuviera autonomía para realizarla, con espacio para pensar y actuar según en lo que cree, será mejor aún. Cuando eso es atendido, se siente más satisfecho”, dice.
¿El momento indicado o no?
Si no hubiera posibilidad de cambios dentro de la empresa actual, puede ser el momento indicado de analizar nuevas perspectivas en otros lugares u obtener una motivación para buscar un nuevo sueño profesional. “Pero, cuando llegue el momento de evaluar un posible cambio, es necesario estar informado al respecto del nuevo trabajo para tener la seguridad de que el cambio realmente vale la pena y que no ocurra después un arrepentimiento”, afirma la consultora.
Para la administradora de empresas Josiane Teixeira, de 27 años, le faltó preparación e información. La joven luchó para graduarse y, desde pequeña, alimentaba el sueño de trabajar en una institución bancaria. “Veía a las personas que trabajaban en bancos y me veía en ese mundo”, afirma.
Después de graduarse, la joven consiguió un empleo en el sector administrativo de una planta de caña de azúcar. Incluso con el buen ambiente de trabajo y con la perspectiva de crecimiento en la carrera, su sueño permanecía siendo el mismo.
Se enteró que un banco estaba haciendo una selección para vacantes de empleo y se inscribió. “Envié mi currículum y participé del proceso selectivo. Pasé y fui llamada para trabajar. No lo pensé dos veces y dejé mi antiguo empleo”, cuenta.
Pero lo que parecía ser un sueño concretado se fue volviendo, poco a poco, en una pesadilla para Josiane. “Realmente no tenía idea de cómo era la actividad bancaria. La presión por metas y la intensidad del trabajo fueron demasiado para mí.”
La joven revela que si hubiese obtenido más informaciones sobre cómo era el trabajo en el banco, tal vez no hubiera cambiado de empleo. “Me arrepiento. Si pudiera volver en el tiempo, pensaría 10 mil veces antes de cambiar de empresa, pero todo en la vida es aprendizaje.”
Después de un tiempo, la joven decidió buscar otra empresa. “Hoy trabajo en una oficina contable, donde me adapté muy bien. Es un lugar con buen ambiente de trabajo, un salario razonable y personas queridas. Solo buscaría otra empresa si tuviera una gran necesidad. De lo contrario, pretendo continuar aquí”, concluye.
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