Jesús fue muy claro al enseñar cómo las personas deben orar: “Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.” (Mateo 6:13-15)
Según Sus palabras, la persona que guarda rencores no puede ser perdonada. Sin embargo, entre los hombres, es posible encontrar a millones de personas queriendo que su pedido de perdón sea aceptado, aunque no les concedan el perdón a otras personas.
El obispo Edir Macedo destaca, en un video publicado recientemente, que muchos se olvidan de las palabras que vienen después del Amén del pasaje bíblico citado anteriormente, y esto puede significar la condenación.
“Mire lo que Jesús dice, Él dice así:
“Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.(Pero no termina siendo amén solo aquí, Él continúa diciendo). Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.”
Quiere decir que si usted no perdona, no será perdonado, esa es la realidad, ¡además, hay más! ¿Cuántas veces, en estos últimos días, usted ha encontrado a algún conocido, a un amigo, a un pariente y le dijo, feliz navidad, le deseo un año nuevo repleto de bendiciones, etc., un año próspero? Pero todo lo que usted deseó ¡fue un monte de basura!
Porque de su interior, ¿puede salir algo bueno si tiene resentimientos en contra de otra persona?
Entonces, todos sus deseos, no valen nada, son basura si usted carga en su interior esos resentimientos y sentimientos. ¡A mí no hace falta que me diga nada! Sino que dependerá de mi pensamiento, de mi corazón, de mi actitud, de mi forma de vivir, de mi manera de pensar.
Yo me he instruido con la Palabra de Dios, he aprendido con la Palabra de Dios. Perdono para no ser condenado, perdono para ser perdonado.
La propia Biblia afirma que “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.” (Lucas 6:45)
Aunque en palabras, el hombre desee el bien, él solamente puede ofrecer lo que tiene. Por lo tanto, el que tiene amargura distribuye amargura. Quien posee serenidad y perdón, a los demás ofrece esa misma ternura; y, para ser perdonado, usted debe saber perdonar.”
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