¿Cuál es su sueño? ¿Qué es lo que quiere? ¿Qué desea alcanzar? ¿Conquistar independencia financiera? ¿Tener un matrimonio transformado? ¿Estrechar su relación con Dios?
¿Y si alguien le dice que, en verdad, todos esos sueños y deseos que usted tiene son ilusiones, que en verdad no es eso lo que usted realmente quiere?
Quizás usted diga: “Claro que es lo que quiero. Es mi sueño.”
El obispo Renato Cardoso afirma que es justamente allí que muchos se equivocan. Lo que muchas personas piensan que quieren no es nada de lo que realmente quieren. Ese es un error muy común que nuestra mente comete. Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo engañándonos a nosotros mismos, viviendo una ilusión.
El gran problema es que las personas piensan que quieren una cosa cuando, en realidad, sus actitudes muestran que no la quieren.
¿Es confuso?
Entienda: lo que muestra lo cuanto usted desea algo es lo que usted hace en relación a aquello. Desear solamente no es más que una ilusión.
Por ejemplo: Tal vez usted quiera ser exitoso financieramente, pero continúa sujetándose a trabajar de empleado en una empresa que no le da ninguna perspectiva de crecimiento. O sea, en realidad su actitud muestra que usted quiere continuar en la misma situación.
Tal vez la esposa sueña con tener armonía en su matrimonio, pero ella continúa faltándole el respeto al marido. Entonces, en realidad lo que usted está mostrando es que quiere continuar con su matrimonio fracasado.
O sea, no importan sus intenciones, o sus deseos, lo que importa son sus actitudes. Su vida no está hecha de buenas intenciones ni deseos, su vida está hecha de acciones.
No importa si usted dice que quiere perder peso, que quiere estar más cerca de Dios, ser un mejor padre, una mejor madre, es lo que usted está haciendo sobre esas cosas que muestran lo que usted realmente quiere. Y la mejor manera de saber si ese querer suyo es real, es prestando atención a lo que usted está haciendo, y no a lo que usted dice que quiere.
El resto es pura charla
Muchos dicen que aman a Dios, pero las actitudes y lo que su comportamiento muestra es una completa falta de temor y respeto hacia Él. Es como está escrito en la Biblia, en Juan 14:21: “El que tiene Mis mandamientos, y los guarda, ése es el que Me ama.” O sea, lo que prueba nuestro amor para con Dios es nuestra obediencia a Su Palabra. El resto es pura charla.
Entonces, haga un autoanálisis. Y si al hacerlo usted se da cuenta de que lo que hace no es lo que usted debería hacer, entonces tendrá que comenzar cambiando sus actitudes.
Comience ahora a hacer algo en relación a lo que terminó de aprender. Recuerde: es lo que usted hace lo que demuestra lo que realmente quiere.
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