Un líder debe ser un modelo de rectitud y justicia. Debe ser coherente con los valores que defiende y honesto en sus propias actitudes. ¿Qué hacer, entonces, cuando el liderazgo proporcionado deja de ser ejemplar y se vuelve autoritario y arbitrario? Abusar del poder puede parecer un camino fácil para enfrentar desafíos y controlar cualquier situación. Pero, por supuesto, no es la mejor manera ni la más inteligente.
El profesional que asume una posición de liderazgo o un cargo relevante tiene grandes responsabilidades y, por eso, debe tener la capacidad de manejar conflictos y resolver problemas. Debe ser alguien inspirador – ya que su postura y sus actitudes las reproducirán aquellos que lo rodean – y ser admirados por sus actitudes. Lamentablemente, estas acciones no siempre son admirables.
En las últimas semanas, los casos de abuso de poder ganaron prominencia en la prensa, principalmente por la forma radical y sorprendente por la cual fueron llevados a cabo. El más reciente ocurrió en Maranhão (estado ubicado al oeste de la Región Nordeste de Brasil), en la ciudad de Imperatriz (a 665 kilómetros de la capital, San Luis). El juez Marcelo Testa Baldochi, que tenía un viaje previsto hacia Ribeirão Preto (São Paulo, Brasil), llegó tarde al aeropuerto local. El Check-in había terminado cuatro minutos antes y se le negó a Baldochi el ingreso al avión, desconforme con esto, quiso dar orden de arresto al personal de la compañía aérea.
¿Baldochi merecía ser tratado de forma especial solo por el simple hecho de ser un juez? Ante las reglas y las regularizaciones, era responsabilidad de los empleados, el impedimento del ingreso del juez al avión, medida que sería tomada con cualquier otro pasajero. El juez excedió y abusó del poder en beneficio personal y su actitud fue criticada incluso por la Asociación de los Magistrados Brasileños (AMB). En la ocasión la AMB informó que “considera inadmisible cualquier actitud cometida por funcionarios públicos, magistrados o no, que represente abuso de poder y autoridad”. El día 17 de diciembre último, el Tribunal de Justicia de Maranhão decidió mantener al juez alejado de sus funciones.
La máscara
Baldochi no es el único profesional de un cargo relevante que cree estar por encima de los demás. Muchos otros utilizan la frase “¿usted sabe con quién está hablando?”, cuando les es conveniente y se creen con el derecho de usar la influencia que tienen para satisfacer intereses particulares. La superioridad parece incluso, una máscara utilizada para disfrazar la incapacidad de asumir los propios errores, o más bien, aceptar las consecuencias de las propias actitudes.
El que piensa que tiene el total poder en las manos cree que puede hacer lo que quiere y también que puede aprovecharse de las situaciones que enfrenta. Son personas que se burlan de las leyes para librarse de los problemas, rompen reglas o son privilegiados en situaciones en las que otros no tendrían ningún tipo de ventaja. En lugar de utilizar la autoridad en beneficio de la sociedad, abusan del poder para beneficio personal. No es necesario pasar por encima de reglas y valores para permanecer al mando de la situación. Para ganarse el respeto, uno debe, ante todo, respetar.
[related_posts limit=”10″]