Cuando Pedro estuvo en el túmulo, en el que había sido sepultado Jesús, el cuerpo del Maestro no estaba allí, pero el apóstol encontró varios objetos en el lugar. La Biblia revela con detalles lo que había en el sepulcro, y no sin un motivo, sino porque esos objetos tienen un significado muy importante. Lea:
“Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.” Juan 20:6-7
El obispo Júlio Freitas, explica que -en aquel tiempo y también ahora, en algunas regiones- es muy significativo cómo la persona deja su pañuelo o servilleta.
“Cuando la persona deja la servilleta de cualquier manera, es porque ya no pretende volver o ya terminó. Y si la deja encima del plato, se trata de una ofensa superior, pues es como si dijera: “No me gustó nada y no quiero volver nunca más”.
El sudario del Señor Jesús, sin embargo, no estaba junto con los lienzos, en el piso, o tirado en cualquier lugar, sino cuidadosamente guardado en un lugar aparte. Después de resucitar, Él prestó especial atención a aquel objeto, incluso teniendo una misión tan importante como mostrar a los hombres las profecías que se habían cumplido.
“Cuando se deja doblado, al lado del vaso, o al lado del plato, es una señal expresa de que volverá.” Y ese fue el mensaje que el Señor Jesús dedicó a Sus discípulos.
¡El Señor Jesús dejó una señal clara y directa a Sus seguidores, con ese sudario enrollado, y significa: “¡VOY A VOLVER, VOY A VOLVER PARA BUSCARTE!, pues esta es Su Promesa”, afirma el obispo Júlio.
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