El hombre que quiere casarse con su amada y piensa que solo con eso es suficiente está muy equivocado. No estamos hablando de tener una casa, obtener dinero o cambiar el estado civil. Diariamente, el hombre que está a punto de volverse un marido debe entender lo básico: no puede seguir con su vida de soltero.
Dentro de la casa todo cambia. Si antes, en su cuarto, el hombre tenía la costumbre de ser desorganizado, ahora, debe repensar en ese comportamiento. A fin de cuentas, el espacio ya no es solo suyo y no sirve la excusa de “desorden organizado”, con ropa tirada en la cama y envoltorios de golosinas olvidados en la mesa de luz.
El marido debe considerar que la casa no es solo suya y que su esposa no va detrás para levantar lo que él deja tirado en cualquier lugar, como alguien que cuida de un niño pequeño o de alguien incapaz de hacerlo. Por supuesto que, conforme a las Sagradas Escrituras, la esposa es la auxiliadora del marido y tiene que ejercer ese papel a su lado, pero él también tiene que contribuir con ella en el mejor sentido de la frase “ayúdame a ayudarte”.
Si ambos se conectan al punto de volverse una sola carne (Mateo 10:7-8), de a poco, deben crear una dinámica bien encadenada, sintonizada, incluso en las acciones diarias más sencillas. Si antes el hombre dejaba la tapa del inodoro levantada, para “facilitar su uso”, ahora, tiene que entender que una mujer vive allí y que la tapa debe bajarse después de su uso, incluso por motivos higiénicos, porque la cadena se tira con la tapa baja para que los desechos no formen una “nube” invisible de gérmenes en el lugar.
Ese ejemplo parece tonto, pero es algo que muestra, de forma clara, cómo funciona la dinámica de un matrimonio. A pesar de parecer pequeña, esta señal indica que ahora hay un marido que piensa en su compañera, al punto de cuidar de ella y de la casa, buscando que algo tan banal (pero necesario) funcione bien para los dos.
El dinero es otro ejemplo, porque ahora no solo es del hombre, como cuando era soltero, sino que es compartido y necesario para el bienestar de toda la familia. De esta manera, la esposa también debe participar de su administración.
Ni el hombre ni la mujer deben transformarse en tiranos que imponen su voluntad sobre el otro. Lamentablemente, eso sucede mucho.
Sin embargo, forma parte de la unión que ambos se sintonicen y se respeten, que sepan hablar y limar asperezas. Sí, el hombre es la cabeza del hogar, pero debe recordar que nadie tiene una cabeza sin cuerpo y que lo que la esposa piensa y pretende hacer también lo afecta.
Esa actitud de salir sin darle explicaciones a nadie se terminó. No quiere decir que ya no habrá más espacio para el fútbol, sino que ahora hay otras prioridades y el placer de jugar a la pelota no puede ser el centro de atención como antes. Y, por hablar de situaciones que involucran a amigos, convivir con los que hacen cosas que afectan a su matrimonio o deshonran a su esposa está fuera de discusión.
Ni siquiera es necesario decirlo, pero ya que estamos… temas más íntimos con otras mujeres no deben existir, no deben suceder ni bromeando, para no darle lugar a una posible infidelidad. Está escrito: “… Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud”, Malaquías 2:15.
La familia es de Dios, por eso, el hombre debe cuidar bien la suya. Es necesario entender que el matrimonio es un cambio de vida. Si el hombre, la cabeza del hogar, es inteligente, ese cambio será para mejor, en todo sentido.
En las charlas de la Terapia del Amor, que se realizan todos los jueves, la Universal busca concientizar tanto a los casados como a los solteros, sobre la importancia de curar el alma, de invertir en sí mismo y de actuar de acuerdo con la razón.
Participe a las 8 h, 10 h, 16 h y 20 h en la Universal más cerca de su domicilio.
Si en su localidad rigen las medidas sanitarias que le impiden participar de las reuniones de manera presencial, usted podrá hacerlo de manera online, a las 20 h, a través de:
*La radio Red Aleluya FM 106.3 y en todas sus repetidoras del país o por Radio Buenos Aires AM 1350.
*La App Red Aleluya Argentina. Podrá descargarla gratuitamente a través de App Store o Play Store.
Si usted quiere comunicarse con nosotros, puede hacerlo llamando al (011) 5252-4070.