La verdad es que todos nosotros, en algún momento, ya sufrimos con pensamientos distorsionados. Algunos con más frecuencia, es verdad. Pero, de modo general, ese es un problema que, si no tenemos cuidado, afecta hasta a los más sensatos.
Los pensamientos distorsionados o irracionales son aquellos cuyas conclusiones y decisiones tomadas son incoherentes, no tienen sentido.
Quien nunca, por ejemplo, dijo frases como: “Ya intenté todo para solucionar este problema, nada sale bien, no sirve”; “Él no me devolvió la llamada, no le importo”; y otras cosas por el estilo.
Estos son apenas dos ejemplos típicos de pensamientos fallos, como explica el obispo Renato Cardoso: “Es imposible de que usted haya intentado todo, agotado todas las posibilidades para resolver un problema. Tal vez usted haya intentado tres, cuatro o hasta diez opciones, pero no todo.” Y si la persona a la que usted llamó no le devolvió la llamada, es probable que haya estado ocupada, solo eso. Pero en vez de pensar así, usted saca la conclusión de que usted no le cae bien.
Es muy común que las personas crean que serán bendecidas por el hecho de ser buenas y honestas. Otro pensamiento distorsionado, pues la Palabra de Dios dice que las bendiciones son conquistadas por medio de la fe, y no por merecerlas.
“Tal vez usted siente que no es justo dar lo mejor en el trabajo, en la relación y no ver una devolución. Sepa que la vida nunca es justa. El mundo es injusto. La justicia no es algo abundante en este mundo y nosotros tenemos que aprender a lidiar con las injusticias de manera racional e inteligente”, advierte el obispo.
Blinde su mente
Cualquier persona puede ser víctima de estos pensamientos nocivos y que no la llevarán a ningún lugar. Por eso, es necesario blindar la mente contra ellos, y la mejor forma de hacer eso es haciendo uso de la Palabra de Dios.
Sabiendo que los malos pensamientos son inherentes al ser humano, Dios trató de dejarnos el antídoto para vencerlos. Vea lo que dice la Biblia sobre esto:
“Pues como piensa dentro de sí, así es. Él te dice: Come y bebe, pero su corazón no está contigo.” Proverbios 23:7
O sea, somos aquello que determinamos que seremos.
“En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” 2 Corintios 4:4
El diablo cegó el entendimiento de aquellos que viven ajenos a la fe, pero no es el caso de aquellos que practican la Palabra de Dios.
Como está escrito:
“Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.” 1 Corintios 2:16
Una fe inteligente depende de una mente sana:
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” 2 Timoteo 1:7
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