Hace poco menos de un siglo, una nena de 15 años todavía era inocente. Jugaba en su casa, ayudaba a su madre y aprendía a ser una ama de casa para que cuando estuviera casada pudiera ser de ayuda para su marido.
Los nenes se interesaban en actividades sanas y empezaban a definir qué iban a ser cuando fueran grandes. Paulatinamente descubrían sus intereses y (en la mayoría de los casos) contaban con el apoyo de sus padres, que los alentaban a ser hombres de bien.
Hoy, a los 15 años, muchas mujeres dejaron de ser nenas. Se mueven por la calle como si tuvieran el doble o el triple de edad, parecen mujeres con experiencia en la vida, que han pasado por varias situaciones que han moldeado su personalidad y sus gestos.
Parece increíble ver cómo, en el transcurso de 50 años, la sociedad se ha convertido en lo que vemos hoy. Recientemente, un grupo de padres rosarinos fueron alertados por las autoridades de la escuela de sus hijos: los chicos molieron tiza blanca y jugaron a ser “transas”, traficantes de cocaína.
Hace no mucho, ser “botinera” (pareja de un jugador de fútbol) era el objetivo de muchas jóvenes, que veían su salvación económica en las habilidades deportivas de un hombre. Hoy su anhelo es ser “narquera”, término empleado para definir a la mujer de un capo del narcotráfico. ¿Dónde quedaron esas inocentes criaturas que querían ser maestras jardineras? El mundo se las devoró de un bocado y simplemente reflejan en sus sueños y objetivos la realidad que viven a diario.
Los tiempos han cambiado y muchos anhelamos ese pasado sencillo, de tardes de juego y sol con los vecinos en la vereda, de meriendas de chocolatada y galletitas, de esperar a papá que volvía de trabajar con una sorpresa y de ver a mamá cocinando mientras hacíamos la tarea.
La honradez, la honestidad y el trabajo como motor del progreso y ejemplo para los más chicos son valores que escasean cada vez más. Trabajar es una carga, un problema y un fastidio, ¿cuántos anhelan un golpe de suerte que les permita dejar de trabajar y solamente dedicarse a disfrutar? Siento decepcionarlo, amigo lector, pero esas cosas solamente suceden en la ficción. En la realidad que vivimos debemos esforzarnos para conseguir lo que queremos.
Recuerde: “… porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.”, (1 Timoteo 6:10-11). Piense, no espante los valores que vienen de Dios, porque con ellos ser irán también la justicia y el bienestar.
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