Georgina Condon es una maquilladora australiana que se está haciendo conocida como la vampira de la era moderna. La fama surgió después de que ella relató en una entrevista a un sitio que bebe sangre y evita exponerse al sol. Ella tiene el hábito desde los 12 años, cuando comenzó a cortarse y a probar su propia sangre. La maquilladora también succiona la sangre del novio (foto abajo), directamente de una herida. Ella dice que le fascina el sabor metálico y la textura del fluido, lo que le genera, según Georgina, un placer similar al del sexo.
Ella comenzó a frecuentar un grupo de góticos y, para encarnar el personaje, también se afiló los colmillos, como los de un vampiro.
La maquilladora también creó una teoría sobre este placer, por sufrir talasemia, una condición hereditaria que lleva a la anemia: “Porque los glóbulos blancos dominan a los rojos, mi nivel de hierro es bajo. Entonces, agregar glóbulos rojos de carne y, en mi caso, sangre, ayuda con la anemia. Eso podría explicar en parte mi deseo. Yo no soy científica, pero esa es mi teoría”, explica. Ella también afirma tener dermatitis solar y, por eso, hace más de 20 años que evita tomar sol.
“Siempre que sentía ganas probaba un poco de sangre”
Joana (nombre ficticio que le dimos a nuestro personaje) es una joven que, durante 2 años, vivió una experiencia parecida a la de Georgina. Desde los 15 hasta los 17 años ella cultivó una intensa atracción por la sangre. “A los 15 años me comenzó a interesar el estilo gótico y todo lo relacionado con el mundo oscuro. También me gustaba mucho ver películas y videos violentos. Cuanta más violencia, muerte y sangre la película mostraba, mejor era” recuerda la joven.
Y no pasó mucho tiempo para que ella quiera además de ver, probar. “Como ya me gustaba ver sangre en las escenas de las películas, también intentaba sentir el gusto cada vez que tenía la oportunidad. Aprendí a succionar el líquido de mis venas, incluso sin cortarme. De esa forma, siempre que sentía ganas, probaba un poco de sangre”, dice. “El problema es que yo ya tenía el hábito de lastimarme cuando pasaba por algún problema o cuando estaba extremamente triste. Me arrancaba el cabello, me lastimaba y un día decidí cortarme. Fue otra forma que encontré para continuar bebiendo sangre.”
La práctica estaba combinada con una vida llena de vicios, noches fuera de casa y muchos problemas internos. “Yo estaba muy triste, acomplejada y no entendía por qué siempre reaccionaba a los problemas lastimándome. Pensaba que simplemente tenía un estilo de vida diferente, incluso porque muchos amigos hacían lo mismo. A pesar de que en los momentos de diversión tenía la atención de muchas personas, me sentía sola y vacía”, cuenta.
Liberada de la sed de sangre
La madre de Joana ya frecuentaba la Universal y le habló sobre la Fuerza Joven Universal. “En el grupo encontré personas que supieron escucharme sin juzgarme. Aun teniendo un estilo diferente, nunca fui tratada con prejuicios. A través del grupo comencé a participar de las reuniones de liberación y entendí quienes eran los responsables por mis problemas”, afirma.
Haciendo las cadenas de la Iglesia y poniendo la fe en acción, Joana se liberó de los vicios, del deseo de sangre y de la automutilación. “Hoy entiendo que esas actitudes son destructivas, solo nos hacen mal. Gracias a Dios soy una nueva persona. Aprendí a amarme y a usar la fe para vencer los problemas.”
Si usted ha pasado por problemas espirituales, no logra liberarse de algo que no le hace bien, participe en una reunión de liberación, que se realizan todos los viernes a las 8, 10, 16 y 20h, en la Universal de Almagro, Av. Corrientes 4070 o ingrese aquí y busque la dirección de la iglesia más cercana a su domicilio.
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